Del miedo a la risa
El guión contiene elementos interesantes: una joven que un mal día se entera de que hubiese tenido una melliza si ésta no se hubiese estrangulado con el cordón umbilical de la viva poco antes de nacer; extrañas mutaciones del color de los ojos, relacionadas con los experimentos del doctor Mengele; maldiciones familiares en forma de suicidios; posesiones diabólicas; bebés que se empeñan en nacer antes de tiempo... Si lo coge el Roman Polanski de La semilla del diablo podría haber dado pie a una película escalofriante. Pero hay guiones que a la hora de filmarse caen en las peores manos posibles: las de su propio escritor. Y David S. Goyer, autor de un guión desequilibrado pero con aspectos interesantes, se empeña en convertir la puesta en escena de La semilla del mal en un risible desastre.
LA SEMILLA DEL MAL
Dirección: David S. Goyer.
Intérpretes: Odette Yustman, Gary Oldman, Meagan Good, Idris Elba.
Género: terror. EE UU, 2009.
Duración: 87 minutos.
Contradiciendo las normas de la sutileza, a los 10 segundos de película (literal) ya ha enseñado al fantasma, ¡y en primer plano! El espectador, recién aterrizado en su butaca, ni se inmuta. A partir de ahí las cámaras lentas, los estallidos de música, las reiteraciones, algún diálogo bochornoso y más de un plagio disfrazado de homenaje (el enano con cara de anciana de Amenaza en la sombra; la araña humana de La cosa...) ganan la partida a la inquietud de ciertos detalles. Hasta llegar al supuesto clímax final, donde Goyer (coguionista de películas como Dark City, Batman begins o El caballero oscuro) compone el exorcismo más lamentable de la historia, culminado con una lucha a puñetazo limpio.
Babelia
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