El Gobierno culpa a la Universitat del parón del centro de física médica
La ministra también ve fallos en el proyecto de túnel de viento de la Politécnica
El muy considerable retraso que acumulan las dos grandes infraestructuras cientificotécnicas valencianas, el Instituto de Física Médica (Ifimed) y el Centro Integral para la Mejora Energética y Medioambiental de Sistemas de Transporte (Cimet, que contendrá un túnel de viento), se debe a que los planes presentados respectivamente por la Universitat de València y la Politécnica de Valencia no son lo bastante "sólidos y sostenibles". Esa fue al menos la versión que ofreció ayer Cristina Garmendia, ministra de Ciencia e Innovación, que añadió que los proyectos no han sido desestimados, pero que siguen en estado de "estudio y consolidación".
Una fase muy precaria si se tiene en cuenta que las primeras noticias sobre el Ifimed, que permitirá, entre otras cosas, abordar enfermedades oncológicas y neurológicas de difícil tratamiento, se remontan a la primera mitad de 2005: el 17 de mayo el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, y el de la Generalitat, Francisco Camps, acordaron impulsarlo conjuntamente. El instituto fue incluido más tarde en el mapa de infraestructuras singulares trazado por el Ejecutivo. Y en enero de 2007, Mercedes Cabrera, ministra de Educación, presentó el proyecto en Valencia y posó ante los fotógrafos delante de la maqueta.
La ministra confía en desbloquear "en breve" ambas infraestructuras
Los proyectos no son "sólidos y sostenibles", asegura Garmendia
Garmendia subrayó ayer que las nuevas infraestructuras acordadas entre el Ejecutivo y las comunidades autónomas representan "grandes inversiones". El Ifimed de la Universitat, alcanzará, en teoría, los 120 millones de euros, a pagar entre las dos Administraciones. Desde hace un año y medio el retraso ha sido atribuido por varias fuentes, en primer lugar, a las dificultades del Consell para asumir su parte del gasto. Una visión respaldada por el hecho de que el Gobierno, al contrario que la Generalitat, ha consignado partidas (menores) para el Ifimed desde 2006. Garmendia apuntó ayer, sin embargo, hacia otra dirección: Dado que las inversiones son muy importantes requieren "proyectos sólidos y sostenibles", y "muchos de los retrasos que está habiendo, no sólo en Valencia sino en otras comunidades autónomas, son fruto de esa reflexión que requiere el plan estratégico que se presenta".
Las palabras de la ministra dejaron claro, por si hacía falta a estas alturas, que la fecha de 2010 o 2011 como plazo de puesta en marcha barajado en su día es una ilusión. Eso lo dijo por la mañana en la Politécnica. Por la tarde, en la Universitat, la ministra aseguró que las infraestructuras se desbloquearán "en breve" y "se desarrollarán como estaba previsto".
El antecedente inmediato a lo dicho ayer por Garmendia fue expresado en junio pasado por el consejero de Educación, Alejandro Font de Mora, cuando informó de que una comisión del Gobierno había informado en contra del proyecto del Ifimed. La comisión, agregó Font de Mora, estaba presidida por el químico valenciano Avelino Corma, a quien la Universitat de València investirá próximamente doctor honoris causa.
Garmendia no se encontraba ayer en Valencia para hablar de las grandes infraestructuras cientificotécnicas. Tampoco de la movilización contra el proceso de Bolonia, que ha tenido en la ciudad uno de sus mayores focos, y en la que a juicio, entre otros, del rector de la Universitat, Francisco Tomás, el Gobierno ha dejado solas a las universidades, al no haber puesto en marcha una actuación más amplia y más decidida en defensa de la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). La ministra rechazó las críticas, y citó como prueba de actividad el alto número de visitas a universidades que ha realizado desde que accedió al cargo hace menos que un año: 37 de los 50 centros públicos españoles. Garmendia destacó, igualmente, que está dispuesta a escuchar a todos, incluido el "movimiento minoritario" anti-Bolonia, pero que deben respetarse siempre los "canales democráticos de representación del sistema universitario".
La titular de Ciencia e Innovación presentó en los dos campus de Valencia su Estrategia Universitaria 2015, diseñada, afirmó, para "situar a España entre los 10 países más avanzados del mundo en educación superior".
La protesta contra Bolonia sigue viva
La movilización contra el proceso de Bolonia ha amainado, pero no ha muerto. Los dirigentes de la Universitat de València esperaban que pasadas las elecciones de estudiantes, las vacaciones de Navidad y el periodo de exámenes, la protesta se extinguiera por sí misma, pero no ha sido así. El campus de Blasco Ibáñez presentaba ayer cuatro núcleos de acampadas en las facultades de Filosofía, Historia, Psicología y (aunque muy reducida) Medicina. Un grupo de alumnos se concentró, además, a la puerta del rectorado de la universidad, donde se hallaba la ministra, para pedir la paralización del proceso y defender una educación superior "pública y de calidad".
Los cerca de 50 estudiantes intentaron llegar a la ministra para entregarle, aseguraron, el manifiesto pactado por las asambleas de las facultades. El importante dispositivo de seguridad desplegado en torno al rectorado, sin embargo, se lo impidió, y los chavales se concentraron en la calle tras una pancarta.
Los encierros han vuelto con toda su parafernalia de tiendas de campaña, colchones y mantas, pero ayer por la tarde no era fácil encontrar alumnos en ellos. El desierto de los recibidores de las facultades contrastaba con los llenos que registraban las bibliotecas, donde los jóvenes preparan la convocatoria de febrero. "Ya sabíamos que entre las Navidades, el frío y los exámenes las acampadas bajarían mucho", afirmaba Miquel Alonso, de 20 años, estudiante de tercero de Matemáticas, "pero todo el mundo está esperando a que llegue febrero para volver con más fuerza. Aunque a algunos les parezca mentira, nosotros estudiamos, nos lo tomamos en serio". Cerca de él, otra estudiante de Historia afirmaba: "Tenemos que evitar las contradicciones en el discurso. Si defendemos la educación y luego suspendemos van a decir..."
A última hora de la tarde, tras la conferencia, la ministra Garmendia habló con representantes de los estudiantes, entre los que había sindicatos que se han destacado por su oposición a Bolonia, de quienes escuchó de primera mano las razones de la movilización, aunque les advirtió de que la implantación de la reforma era "imparable".
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