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Reportaje:

El niño que quería ser ministro

Un libro recuerda la vida de Ricardo Samper, alcalde de Valencia, diputado, ministro y presidente del Gobierno en la II República

"Como está tan olvidado, quería recordarlo y actualizar su figura". Y para ello, Elena Enguix Samper (Lausana, 1937) acaba de publicar un libro en memoria de su abuelo, Ricardo Samper (Valencia, 1881-Leysin, 1938) abogado que recorrió todo el escalafón político hasta su muerte en el exilio, a los 57 años afectado por una tuberculosis. Desde concejal hasta alcalde de la ciudad. Desde diputado nacional hasta ministro: de Trabajo, de Industria y de Estado. Incluso fue presidente del Gobierno en la II República entre abril y octubre de 1934 tras la dimisión de Alejandro Lerroux. Tan olvidado está, que en Internet Wikipedia solo recoge medio folio con su vida. Tan poco recordado, que la calle que la ciudad de Valencia le dedicó, ya en democracia, está rotulada con un escueto Diputado Ricardo Samper. El libro Ricardo Samper, valenciano, alcalde, presidente del Gobierno en la II República, que incluye un CD con música compuesta por el político, pretende explicar "lo que dijo, lo que hizo y lo que se dijo de él", y se presentará en Madrid el próximo jueves 15 en la Casa de Valencia.

"La salida de España fue trágica", asegura en el libro Elena Enguix

Samper murió cuando Elena apenas tenía un año, pero para ella ha sido una presencia constante en su vida y en la de su madre, Helena Samper. "Mi madre admiraba y adoraba a su padre y yo lo he conocido a través de ella", explica Elena, la única nieta del político. Sin embargo, su trabajo tiene vocación de ser más "un calendario de memorias" que una tesis doctoral: "Yo no soy historiadora", se justifica. "Mi aportación es estrictamente íntima y familiar", recalca en el libro.

El volumen, con numerosas fotos familiares y públicas del político, repasa su vida desde niño, cuando a los cuatro años ya anunció que quería ser ministro. "Tuvo un origen humilde, su padre era ebanista, y se quedó muy pronto huérfano de madre, por lo que su padre se casó en segundas nupcias y tuvo tres hijos más". Enguix resalta el esfuerzo que puso siempre en estudiar, primero en la Escuela de Artesanos de Valencia, a pesar de que tuvo que empezar a trabajar a los 13 años como escribiente. Aun así, a los 24 años acabó la carrera de Derecho, que estudió por la noche a la luz de una vela, y logró levantar su propio despacho con gran éxito. "Ganó mucho dinero, pero se trasladó a vivir a Madrid por la política y hasta tuvo que vender una casa; cada año perdía dinero, se arruinó", explica Enguix como ejemplo de que no todos los políticos de la época se hacían ricos. De hecho, Samper murió arruinado en un sanatorio suizo.

Admirador y amigo de Vicente Blasco Ibáñez, Samper militó en el Partido de Unión Republicana Autonomista, fundado por el escritor. Concejal desde 1911, fue nombrado alcalde de Valencia durante un mandato, entre 1920 y 1923. De ese periodo, Enguix resalta que su abuelo salvó el artesonado de la sala Daurada del antiguo Ayuntamiento, que iba a venderse para leña, y lo colocó en la Lonja de Valencia. Pero quizá los capítulos más emotivos son los que dedica a las vicisitudes que pasó su familia en su viaje al exilio tras el golpe de estado fascista de Franco. "La salida de España fue trágica", asegura Enguix, y explica que lo logró gracias a la ayuda de la embajada francesa en Madrid y un avión fletado con ese propósito. Muchos años después de su muerte, la familia consiguió en 1951 permiso para repatriar los restos a Valencia y enterrarlo en una ceremonia privada.

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