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Reportaje:

La invasión de los plátanos

Los árboles rompen aceras y tapan farolas en un barrio santiagués premiado en Europa

Fontiñas es un barrio a imitar según la Fundación para la Arquitectura. En octubre de 2008, la institución europea concedió el premio Philippe Rotthier a esta zona compostelana en reconocimiento a la calidad de su crecimiento. Ejemplo de integración y de diseño urbanístico, a ese barrio urbano que fue elegido entre 87 núcleos de ciudades europeas, hoy se lo comen los árboles.

Las raíces del 60% de los plátanos que rodean las manzanas y calles de Fontiñas (en total, hay 860 ejemplares) crecen y crecen hasta romper las losetas de las aceras. En la calle Berlín se han topado ya con la red de alcantarillado. "Compramos los plátanos por su rápido crecimiento y por su frondosidad", cuenta la responsable del departamento de Medio Ambiente y Parques, Elvira Cienfuegos. Los "plátanos de sombra" se suelen plantar en las ciudades porque "no son caros y crecen bien". No acostumbran a dar problemas, así que Cienfuegos reconoce que se debió cometer algún error en su plantación. "No es normal que las raíces crezcan hacia arriba", afirma.

El Gobierno estudia formas de ralentizar el crecimiento de las raíces
La concejala de Medio Ambiente y Parques sospecha que se plantó mal

Pero el desastre no sólo está bajo tierra. Las raíces se plantaron "demasiado cerca unas de otras", explica Cienfuegos, lo que provoca que arriba las copas se unan en un falso techo que impide a las farolas proyectar su luz sobre al acera. Los vecinos del barrio, además, se quejan porque el suelo está repleto de hojas. Con la humedad, se vuelven resbaladizas y se convierten en un peligro para las 14.000 personas que viven en este barrio residencial construido en los noventa.

Y otro agravante al problema es la campaña de poda exhaustiva, que la concejalía de Medio Ambiente y Parques lleva a cabo todos los inviernos, y que se ha retrasado este año. "Cada vez tarda más en llegar el invierno, y por tanto, la poda", justifica Cienfuegos, quien afirma que la limpieza de copas mejorará durante un tiempo la exigua iluminación en este barrio compostelano. Cuando sólo han pasado tres meses desde que la concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de Santiago, Mercedes Rosón, recogiera en Bruselas el Premio Europeo Philippe Rotthier 2008, el Gobierno local se plantea quitar todos los árboles en las avenidas de Fontiñas. Pese a todo, el pasado 19 de diciembre vecinos y autoridades municipales celebraron juntos el galardón europeo, un premio creado en 1982 por el arquitecto belga Philippe Rotthier, que reconoce cada tres años las intervenciones arquitectónicas y urbanísticas del último cuarto de siglo que mejor reflejan los principios en los que se fundaron las ciudades europeas.

Pero sin árboles, el proyecto cambia. De hecho, eliminar los plátanos y sustituirlos por otras especies "menos conflictivas" es el último recurso que se plantea la Administración. "El objetivo no es fácil y además sería carísimo, casi tanto como cambiar todas las farolas del barrio", reconoce la responsable de Medio Ambiente y Parques.

Por eso, técnicos de su departamento estudian medidas menos drásticas que solucionen el excesivo crecimiento de los plátanos, y en consecuencia, mejoren la iluminación en la zona. El informe técnico -que estará listo durante la primera quincena de este mes, según Cienfuegos- analiza la posibilidad de emplear un sistema que ralentice el crecimiento de las raíces. Se trata de restar vigor al árbol. "Cortando parte de las raíces, éstas se debilitarán y los plátanos crecerán con menor fuerza", explica la responsable de Medio Ambiente y Parques. Si la solución funciona, los árboles se mantendrían "estables durante la próxima década".

El desarrollo exitoso de esta técnica en otras ciudades europeas alentó al Gobierno de Santiago a probar el sistema en la aldea de Marrozos. "Es mucho mejor y mucho más barato que sustituir los árboles", admite Cienfuegos, pero son los informes de los técnicos los que tendrán que acreditar la "viabilidad del proyecto en los casi 700 plátanos" cuyas raíces crecen descontroladas.

La solución drástica, cambiar las especies por otras con un crecimiento menos expansivo, también tuvo su conejillo de indias en la reurbanizada calle Berlín. Bernardino Rama, concejal de Urbanismo, asegura que "funcionó bien", pero se decanta por el tratamiento de las raíces si el informe lo avala.

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