¿Una vida vale cien?
Asistimos como espectadores al más reciente -y tal vez penúltimo- capítulo del conflicto que se desarrolla desde hace 60 años entre Israel y el pueblo palestino. Sobre las complejidades de este trágico conflicto se han dicho millones y millones de cosas, en defensa de uno u otro bando.
Hoy, ante los ataques israelíes contra Gaza, ha quedado manifiesto el cálculo esencial -que siempre estaba allí, escondido- en el que se basa esta guerra. La muerte de una víctima israelí justifica el asesinato de cien palestinos. Una vida israelí vale cien vidas palestinas.
Eso es lo que el Estado israelí y los medios de todo el mundo repiten más o menos de forma automática, con mínimos intentos de cuestionarlo. Y esa afirmación, que ha acompañado y justificado la ocupación de territorios extranjeros en Europa durante el siglo XX, es un principio visceralmente racista. Que el pueblo judío lo acepte y el mundo esté de acuerdo, que los palestinos se sometan a él, es una broma, una de las grandes ironías de la historia. No se oye ninguna risa. Pero sí podemos oponernos y hacernos oír cada vez más. Hagámoslo.
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