EA exhibe sus dos 'almas' en el 'caso Azkarate' y alienta el enfado del PNV
Apoyo unánime del Gobierno a la consejera tras la dura sesión en la Cámara
"¿Qué pretenden?" Con esta pregunta, un parlamentario del PNV quería reflexionar el pasado lunes sobre la actitud incisiva mostrada por Eusko Alkartasuna (EA) en las comisiones de investigación de los museos Guggenheim y Balenciaga y que alcanzó su máximo exponente uniéndose a la oposición en el contundente rechazo a la consejera de Cultura, Miren Azkarate. Y es que, en realidad, la formación jeltzale se siente "molesta" por este ácido comportamiento de su todavía socio de gobierno y coalición, sobre todo a raíz de anunciar que comparecerá en solitario en las próximas autonómicas de marzo.
Con todo, EA lucha entre sus dos almas internas. Así se ha puesto de manifiesto precisamente en el último pleno del Parlamento vasco. Desde los escaños, a Unai Ziarreta, firme defensor de romper amarras electorales con el PNV, no le ha temblado el pulso por elevar los decibelios de las críticas a la gestión de Azkarate y de ahí que secundara a la oposición en sus informes Por contra, desde el Gobierno, Joseba Azkarraga, crítico con la postura de romper la coalición, siempre ha exhibido su apoyo personal y político hacia la consejera y portavoz. Eso sí, como bloque, EA puso el límite de la censura en el rechazo a la dimisión porque entonces significaría un ataque directo al Gobierno y Ziarreta siempre ha tenido algo muy claro: "Ibarretxe no es nuestro enemigo".
Ziarreta ve así la ocasión de exhibir que su partido tiene un perfil propio
Azkarraga, fiel a la coalición, siempre rechazó la dimisión de la consejera
"No me arrepiento de nada", volvió a decir ayer mismo la consejera de Cultura
Sin embargo, desde la oposición hay quienes se sorprenden por este giro de EA azuzando al PNV cuando, en realidad, "ha estado compartiendo desde el Ejecutivo la misma política". Lógicamente, el PSE-EE y el PP rentabilizan este divorcio nacionalista porque agranda la imagen de soledad del PNV, pero entre sus parlamentarios hay quien reconoció ayer que "igual la gente no entiende este desmarque de EA.
En el PNV claro que entienden la actitud de EA, pero se hallan "profundamente irritados". Los principales dirigentes, eso sí, eluden cualquier referencia "porque no es el momento", pero algunos cargos forales no disimulan "el cabreo" que les provocan las críticas a Azkarate.
Para el Gobierno vasco, que ayer solemnizó públicamente su respaldo "unanime y conjunto" a Azkarate, también es un duro trance, aunque la proximidad de Azkarraga a Ibarretxe reduce el impacto de la abierta división entre los dos principales socios. EL PAÍS ya informó de la firme exigencia del propio lehendakari a EA y Ezker Batua (EB) para que no secundaran las conclusiones críticas del dictamen sobre el Museo Guggenheim contra Azkarate, especialmente, y el José Ignacio Vidarte. Tanto Azkarraga como Ziarreta han admitido las "llamadas" del PNV para "limar" la censura a la consejera, creándose un ambiente "bastante hostil" entre ambas partes. Eso sí, cada una de las dos sensibilidades de EA podrá decir que ha sacado adelante su propio compromiso.
En el medio, la consejera que no ha tenido otro remedio que admitir que "quizá" ha sentido más apoyo "por parte de unos que de otros" en el seno del tripartito, aunque aseguró que "el apoyo de todos los días te lo dan los que se sientan contigo a diario en torno a una mesa".
Para no echar más leña al fuego, y a pesar de ser preguntada con insistencia al respecto en varias entrevistas, indicó que no va a decir "ni media palabra" a EA y que el partido dirigido por Unai Ziarreta sabrá "qué ha hecho y por qué lo ha hecho", al votar a favor de los dictámenes de los casos Guggenheim y Balenciaga, aunque no solicitó su dimisión, desmarcándose así de quienes suscribieron la censura a la gestión. Como no podía ser de otra manera, Azkarate aseguró que el actual Gobierno vasco "acabará la legislatura".
Explicaciones de noche y de día
Ningún personaje público del País Vasco ha concedido más entrevistas en los últimos tres días que la portavoz y consejera de Cultura, Miren Azkarate, auténtico referente de la actualidad política y situada en el centro de la diana de toda la oposición parlamentaria, a la que se ha unido EA. Una profusión lógica por la incómoda situación que atraviesa durante las últimas semanas y que, sin embargo, contrasta con la línea informativa habitual de su departamento, poco proclive a facilitar entrevistas.
Todos y cada uno de los medios públicos del grupo EITB, así como periódicos de la órbita nacionalista, han recogido las valoraciones de Azkarate sobre los dictamenes de las comisiones de investigación sobre la gestión en los museos Guggenheim y Balenciaga y la resolución del Parlamento vasco. Además, la consejera envió a todos los medios vascos el pasado fin de semana un artículo de opinión donde justificaba las líneas generales de su gestión.
Azkarate ha vuelto a dar muestras de una capacidad de trabajo infatigable, una cualidad puesta de relieve por cuantos la conocen de cerca. La consejera, después de la maratoniana sesión del Parlamento donde fue objeto de escarnio en muchas fases del pleno, no tuvo reparo alguno en acudir a última hora de la noche a un programa de debate político en ETB, en los estudios de Galdakao (Vizcaya) y una hora después a una entrevista en Radio Euskadi, desde San Sebastián, sin dar muestra alguna de cansancio. Ayer mismo, a primera hora de la mañana, compareció ante los micrófonos de Euskadi Irratia.
Fue precisamente en esta emisora donde Azkarate aseguró, horas después de metabolizar todas las críticas y los apoyos recibidos, que no se arrepiente "de nada" de su gestión y considera que la petición de su dimisión por parte de la oposición por los casos Guggenheim y Balenciaga se debe a "la cercanía de las elecciones", argumento sobre el que ha construido buena parte de su réplica a las críticas recibidas.
Además, la consejera y portavoz del tripartito subrayó que no ha pensando en dimitir y que, "si el lehendakari, los compañeros de Gobierno" o las personas a las que estima pensaran que tiene alguna responsabilidad, se "habría ido". De esta forma, destacó que las responsabilidades de la gestión se deben tomar "para lo bueno y para lo malo", y admitió sentirse "orgullosa" por la confianza que le ha mostrado el lehendakari Ibarretxe.
Azkarate no ha querido desvelar nada en ninguna de las entrevistas sobre la posibilidad de continuar en el Gobierno en el supuesto de que el actual presidente se lo solicitara. Eso sí, en ningún caso, cerró "la puerta".
Después de repasar las críticas de la oposición en el pleno del lunes en el Parlamento vasco, especialmente en el caso del Museo Guggenheim, la consejera de Cultura tiene la sensación de que "las explicaciones dadas no han valido para absolutamente nada, pero no sólo las ofrecidas por nosotros, sino también las que han dado muchos otros".
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