Por los méritos contraídos

Ángel Acebes, el ministro de Interior de Aznar cuando se produjo la matanza del 11-M -¿recuerdan la cadena de mentiras de aquel Gobierno?-, y Manuel Lamela, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid y encargado de llevar a la práctica una de las campañas más inmorales de los últimos años, con aquel ataque en tromba a los médicos de Leganés, han sido nombrados consejeros de Cibeles. Ustedes dudarán: ¿y por qué han sido elegidos estos señores para la Pasarela Cibeles? No, no. El Proyecto Cibeles, magno organismo creado por Caja Madrid, va a integrar inicialmente sus empresas de servicios financieros especializados, como las gestoras de Fondos de Inversión y Pensiones, las participaciones en Grupo Mapfre y las participaciones internacionales enCity Nacional Bank of Florida, entre otras.

Y ustedes seguirán preguntándose: ¿y por qué han sido elegidos estos señores para la financiera Cibeles? Porque es cierto que su preparación para ello es la misma que para estar en el consejo de la Pasarela. Nada saben, ni uno ni otro, de moda ni de finanzas. Es verdad, ya puestos, que Lamela lo ignoraba todo de hospitales -excepto que los médicos rojos asesinan a los pacientes ancianos- y que Acebes ni siquiera sabía lo que era una célula islamista. ¿Por qué entonces, y a la vista de lo que saben los más afamados consultores financieros, desde Lehman Brothers a Bernard Madoff, no van a poder decirnos estos adalides del PP, con tantos méritos a su espalda, dónde debe invertir Caja Madrid su dinero, el de ustedes?

Ya saben que los nombramientos proceden de una orden directa de Esperanza Aguirre, empeñada, vaya usted a saber por qué, en sacar de la presidencia de la caja a Miguel Blesa, gran amigo de José María Aznar. ¿Y quién le sustituiría? No hay problema. Aparte de algún ex ministro del PP que se haya quedado sin justísima recompensa, siempre quedarán cuñados de Ignacio González. Acebes y Lamela ya van acompañados por Carmen Cavero, cuñada del todopoderoso vicepresidente

de Esperanza Aguirre. Y si no tuviéramos más familia política que supiera sumar y restar, tampoco hay problemas.

El propio Ignacio González, un paso al frente, se ofrece, siempre sacrificado, para el cargo.