Samuel L. Jackson, el malo más rentable
El actor estadounidense encarna a Octopus en 'The Spirit'
Una calvicie se asoma desde un sillón del que a su vez salen un par de piernas que reposan sobre una mesa. No es una adivinanza. Es Samuel L. Jackson visto desde atrás. Así recibe a la prensa, cómodamente despanzurrado en un lujoso hotel neoyorquino. Cuando la periodista se acerca a saludarle, el actor, que acaba de cumplir 60 años, ni se inmuta. Pero pese a su aparente pasotismo, el hombre más rentable de su profesión -según el Libro Guinness de los récords, las películas que ha protagonizado han recaudado en conjunto casi 7.000 millones de euros- es un tipo bastante agradable. Eso sí, en su último filme, The Spirit, de Frank Miller, no es ningún encanto; más bien provoca pesadillas: Octopus, el ser malvado que el dibujante Will Eisner concibió como un par de guantes sin rostro y al que ahora Samuel L. Jackson le ha prestado su imagen. "Siempre he sido un fan de los cómics, así que me encanta poder interpretar a sus personajes". En Iron man hacía un breve cameo como Nick Furia que crecerá en la segunda parte. Y si le ofrecieran otra superproducción nacida de una viñeta, la aceptaría sin pensar mucho porque además, el cine de acción o fantasía, concebido para el mero entretenimiento, es su debilidad.
Pero no todas las películas lights son iguales. Pulp fiction, de Quentin Tarantino, con la que Jackson se convirtió de la noche a la mañana en celebridad, tenía un guión inteligente y cinemáticamente era innovadora. Su reciente Serpientes en el avión, en cambio, carecía de todas esas cualidades. "Yo sé que hay actores que ni se leerían un guión con ese título. ¡Pues peor para ellos! A mí me encantan todas las películas. Las serias, las que tienen subtítulos y las que ves devorando palomitas".
Superó sus múltiples adicciones hace dos décadas, cuando tras pasar por un centro de rehabilitación, se embarcó en una carrera por acumular títulos que le ha llevado a participar en más de cien películas, serias como Haz lo que debas o lights como Parque Jurásico. Las ha visto todas, y algunas, varias veces, palomitas en mano. "Esos actores que dicen que no les gusta verse a sí mismos en el cine, mienten. Si no te gustas, ¿cómo puedes esperar gustarle al público? Yo además voy a ver mis películas a las salas comerciales, con público real". También le gusta jugar al golf -"Me relaja"- y bucear, porque antes de dedicarse a la interpretación, quiso ser biólogo marino y arquitecto. "El mundo que hay bajo el agua es más interesante que el que hay arriba. Pero cuando paseo voy mirando edificios. El Guggenheim de Bilbao está entre mis predilectos". Entre las cosas más raras que ha hecho, que no son pocas, está el haberle puesto voz a Dios en un audiolibro del Nuevo Testamento. "Ser Dios durante un rato... ¡eso sí que es entretenido!".Las películas que ha protagonizado han recaudado 7.000 millones
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