El juez del 'caso Malaya' desvela la identidad de un confidente clave
El recadero de Roca que mostró dónde estaban sus cuadros denuncia un tiroteo
El confidente que el pasado octubre puso a la policía sobre la pista de cientos de cuadros supuestamente propiedad de Juan Antonio Roca ya no sabe en quién confiar. A finales de noviembre, este testigo del caso Malaya contra la corrupción en Marbella circulaba con un amigo suyo por una carretera del norte de Andalucía cuando notó que le seguía un vehículo de alta gama.
El testigo adelantó bruscamente a dos camiones para despistar a sus perseguidores, pero fue inútil. "Se nos puso al lado y nos embistió. Luego, alguien desde el asiento del copiloto nos disparó varios tiros. Mi amigo y yo vimos los fogonazos y oímos los tiros, así que dimos un volantazo para dar la vuelta. Casi chocamos con un camión", denunció a la Guardia Civil. El confidente, antiguo recadero de Roca, y antes del fallecido alcalde marbellí Jesús Gil, salió ileso del supuesto ataque.
El arrepentido había confesado a los investigadores del caso Malaya que el empresario granadino Carlos Sánchez le había encargado que extorsionara -ha-ciéndole "pupa" si fuera necesario- al promotor José Ávila Rojas para lograr 18 millones con destino a la esposa de Roca. Esta confesión, junto a la ubicación de las obras de arte y de otras propiedades del ex asesor urbanístico marbellí, dio pie al juez instructor del caso, Óscar Pérez, para ordenar el pinchazo de los teléfonos de Sánchez y Ávila Rojas, entre otras personas.
En el auto por el que ordenaba la intervención telefónica, el juez Pérez pone gran cuidado en no desvelar el nombre de la persona que había facilitado la información sensible, a quien denominaba siempre "confidente" o "testigo". Sin embargo, en la parte dispositiva, el magistrado incluyó el nombre y los dos apellidos del testigo y los tres teléfonos que usaba. Uno de los números era el que Carlos Sánchez le había facilitado para ponerse en contacto con él una vez cumplido el "encargo" de cobrar el dinero de Ávila Rojas.
El auto fue distribuido el 13 de noviembre a todas las partes investigadas en la causa, entre ellas a los abogados de Sánchez, Roca y Ávila Rojas. En el caso improbable de que los implicados no dedujeran por sí mismos quién era el autor de las confidencias a la policía, en la resolución judicial lo podían encontrar sin mucho esfuerzo. La supuesta agresión, que el testigo vinculó en su declaración ante la Guardia Civil con su ayuda a la policía en el caso Malaya ocurrió 13 días después de que el juez Óscar Pérez notificara el auto. Fuentes próximas a la investigación afirman que el testigo ha recibido también varias llamadas amenazantes.
El confidente policial confesó realizar transportes de dinero negro y obras de arte entre las oficinas y domicilios de Roca, Ávila Rojas y el promotor cordobés Rafael Gómez, conocido como Sandokán. También comentó a los investigadores la existencia de un zulo fabricado por él "a petición de Roca" en el garaje del domicilio particular del ex asesor en Marbella.
Fuentes cercanas al caso Malaya afirman que actualmente se está estudiando la titularidad de varios inmuebles, entre ellos un bloque de apartamentos y oficinas junto a la Gran Vía de Madrid, que figura oficialmente a nombre de una empresa del constructor de Jaén. Este empresario fue condenado en 1998 por fraude y posesión de dinero falso por la Audiencia Nacional.
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