López defiende la "cultura abierta" y acusa a ETA de secuestrar la creación

El candidato socialista a lehendakari, Patxi López, fundió ayer los versos de la canción-himno Haika Mutil del recientemente fallecido Mikel Laboa, con los del poete vasco Gabriel Aresti "Nunca, de ninguna manera, en ningún sitio, no nos vamos a callar". Todo para reivindicar una cultura abierta, libre y para todos y difundir el cambio que el PSE pretende llevar también a ese ámbito de la vida en el País Vasco. El acto de presentación del manifiesto Cultura Abierta reunió ayer a más de un centenar de creadores, músicos, artistas, poetas, editores y miembros de la Universidad.

Los actores Maribel Salas y Asier Ormaza, conductores del acto, se emplearon a fondo para sacar una sonrisa frente a los insistentes cortes de luz (hasta tres).

"La cultura, por definición, es libre y para todos" decían ayer los creadores

-¿Hay algún empresario ruso que quiera comprar Iberdrola?, preguntó Ormaza, entre las risas de los representantes de la cultura. Creatividad ante las pequeñas adversidades.

Los políticos se apartaron ayer un poco de los focos y dejaron el escenario a los creadores: la escritora Luisa Etxenike, el productor de cine Ángel Amigo. El escritor y premio nacional de Narrativa en 2006, Ramiro Pinilla, llenó la sala del Mercado del Ensanche con su voz a través de un vídeo. Hubo música de jazz en un acto alejado de los viejos cánones del marketing político. Y en todos los idiomas, "lejos de la guerra de lenguas", recordó Etxenike, al tiempo que reivindicaba dedicación al "cultivo lingüístico" para frenar "la desertización de las lenguas".

Porque, como se decía en el vídeo difundido ayer, "la cultura, por definición, es libre y para todos". También hubo espacio para la política. Patxi López reconoció ante los asistentes que el efecto de ETA en el mundo de la cultura y de la creación "ha sido demoledor". "La creación", dijo, "ha estado permanentemente vigilada, y los discrepantes y los sospechosos han sido marginados. El terrorismo ha secuestrado en cierta forma la libertad de creación". López recordó a los muchos creadores que han "preferido irse a otros lugares para poder crear en libertad" y se preguntó "¿cómo hemos podido soportar esto?". "Hemos vivido durante muchos años bajo políticas culturales que han intentado homogeneizar el país", apuntó, en tono explicativo.

Con todo, no hubo espacio para la resignación en su discurso. Y lejos de acomodarse en el conformismo, López clamó por el cambio. "Levantaos y poneos a trabajar", señaló, parafraseando la letra de las canción de Laboa, "para hacer realidad en Euskadi una cultura abierta y libre". Y convocó a todos para el cambio. Un cambio que "no es quítate tú para ponerme yo", como dice la canción. Sino mas bien un aprender a vivir juntos "respetando nuestras diferencias y abandonando para siempre la imposición de unos sobre otros". Patxi López soñó en el escenario despierto con una sociedad vasca en la que tengan cabida "todas las identidades". Y frente a la "manipulación interesada" de los medios de comunicación públicos y la "cultura oficial", defendió una cultura democrática, respetuosa con la diversidad y con "nuevas perspectivas frente a las actuales políticas educativas, culturales y lingüísticas" diseñadas desde el nacionalismo.

"Si lo hacemos bien, muy pronto veremos un nuevo renacimiento de la cultura vasca", se atrevió a pronosticar. Y desde la plaza del Ensache, reivindicó el ágora. "Debemos conseguir que Euskadi sea una gran plaza, una zona de encuentro de la diversidad".

Luego, la música de jazz lo envolvió todo.