La fiscalía investiga a pilotos de la CIA por falsear su identidad en España
Trasladaron a secuestrados en vuelos civiles operados en España
La fiscalía de la Audiencia Nacional investiga la falsa identidad de las tripulaciones de varios vuelos civiles operados por la CIA que hicieron escala en Palma de Mallorca entre 2003 y 2005 y que transportaron al imán egipcio Mustafá Osama Nasr y a Hamed Al Masri, secuestrados en Milán y Macedonia por agentes de ese servicio de inteligencia y torturados en cárceles secretas.
La ONG londinense Reprieve, que representa a varios secuestrados, ha entregado al fiscal Vicente González Mota nuevas evidencias de que los supuestos agentes de la CIA que viajaban en esos y otros aparatos utilizaron identidades falsas en los pasaportes que exhibieron durante las numerosas escalas que hicieron en España. Si se acredita esta falsedad documental, de la que cada vez hay más pruebas, la fiscalía pedirá el procesamiento de los agentes de la CIA que operaron en territorio español con identidades falsas, según señalan fuentes judiciales.
Las tripulaciones usaron nombres supuestos, según nuevas pruebas
"Hasta ahora no podemos acreditar que estas tripulaciones son las mismas que participaron en los secuestros, pero si usaron identidades falsas en territorio español cometieron un delito y eso sí que se puede perseguir aquí", aseguran fuentes judiciales. En este supuesto, la Audiencia Nacional pedirá al Gobierno norteamericano información sobre los pasaportes que utilizaron esas tripulaciones, cómo fueron expedidos, si los agentes estaban en misión oficial en España y si lo comunicaron a las autoridades españolas. También se preguntará al Gobierno español si tuvo conocimiento de esas misiones secretas.
Estos vuelos civiles de la CIA no tienen relación con el traslado de presos a Guantánamo por aviones del Ejército de Estados Unidos que también está siendo investigado por la Audiencia Nacional y del que está semana informó el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, en el Parlamento. El juez Ismael Moreno investiga ambos casos.
Las llamadas telefónicas que hicieron los miembros de estas tripulaciones a sus domicilios particulares en EE UU desde hoteles en Mallorca, Ibiza, Málaga, Alicante y Tenerife son la mejor pista que indaga la fiscalía. En varios casos, los números a los que telefonearon corresponden a viviendas de sus familias situadas cerca de la central de la CIA en Virginia (EE UU). Y los titulares de esos teléfonos tienen nombres diferentes de los que emplearon en sus vuelos en España.
El juez Ismael Moreno, a petición del fiscal González Mota, ha solicitado a la policía las llamadas hechas por ocho clientes anglosajones desde el hotel Royal Plaza de Ibiza entre el 6 el 12 de febrero de 2005. Los ocho pertenecen a una de estas tripulaciones bajo sospecha, un equipo que participó en siete secuestros y traslados ilegales, según documentación a la que ha tenido acceso El PAÍS. Del resto de las tripulaciones investigadas se tienen ya sus identidades, supuestamente falsas, y el tráfico de llamadas que hicieron durante sus estancias en España.
La noche del 22 de enero de 2004, la tripulación del Boeing 737 matrícula N313P se alojó en el hotel Marriot Son Antem de Palma de Mallorca y se registraron los nombres de 13 personas. Los dos pilotos se inscribieron como James Richard Fairing y Eric Matthew Fair pero en realidad son James Kovalesky y Eric R. Hume, según asegura Olivier Minkwitz, investigador de Reprieve, después de haber cruzado datos en bancos de la aviación estadounidense y comparado la identidad de los teléfonos a los que llamaron desde España.
"La coincidencia de los datos entre los supuestos pilotos que estuvieron en España y los nombres de pilotos reales vinculados a la CIA es extraordinaria", afirma el investigador. Y ofrece un ejemplo: los resultados de los reconocimientos médicos, ratio y certificados del supuesto James Richard Fairing que se identificó así en Mallorca y del piloto James Kovalesky son idénticos. "¿Se trata de una casualidad?", se pregunta con ironía.
El avión en el que iba esta tripulación viajó el día 23 de enero desde Mallorca a Skopje (Macedonia), donde recogió al secuestrado Hamed Al Masri, un alemán-libanés, y lo trasladó a una prisión de Kabul (Afganistán) donde durante cinco meses sufrió toda clase de torturas. El aparato regresó vía Timisoara (Rumania) a Mallorca, donde la tripulación permaneció dos noches en el mismo hotel y con las mismas identidades supuestamente falsas, según ha comprobado la Guardia Civil. El aparato aterrizó en Washington a las 18.41 horas del día 26, terminando así un oscuro periplo que se había iniciado el 15 de enero.
Este vuelo fletado por la CIA había llegado a Mallorca en su primera escala, la del 22 de enero de 2004, después de participar dos días antes en otra oscura e inquietante misión: la recogida en Rabat (Marruecos) del preso Binyam Mohamed, uno de los secuestros más retorcidos y sonados de la llamada guerra global contra el terror. Mohamed había sido detenido en el aeropuerto de Karachi (Pakistán) en abril de 2002. En julio de ese mismo año fue trasladado en un avión de la CIA hasta la cárcel de Temara (Marruecos). "Allí me cortaron en el pene con una cuchilla de afeitar", ha relatado a su abogado.
El 22 de enero de 2004, antes de aterrizar en Mallorca camino de Macedonia, el avión de la CIA había recogido a Binyam en Rabat y lo había trasladado de nuevo a una cárcel de Kabul, según los registros de vuelo. Desde Afganistán, el avión regresó el día 22 al aeropuerto de Argelia, donde dejaron a otros tres prisioneros, y de allí voló a Mallorca, donde se registraron con nombres falsos. Binyam terminó en Guantánamo. Allí sigue preso. En esta misma misión, los agentes de la CIA trasladaron a varios prisioneros hasta una cárcel secreta en Rumanía.
La sombra de la CIA volvió a planear por aeropuertos españoles. El jet Gulfstream IV de la compañía privada Richmore Aviation con matrícula N85VM que trasladó desde la base norteamericana de Ramstein (Alemania) hasta El Cairo a Mustafá Osama Nasr, un imán egipcio secuestrado en febrero de 2003 en Milán, hizo seis escalas en España: tres en Palma de Mallorca y tres en Tenerife. En el hotel donde descansaron quedó constancia de los nombres de las tripulaciones. Ese registro sirvió al fiscal italiano Armando Spataro para pedir su extradición.
Las idas y venidas de ese aparato a Rumania (tres veces), Jordania (dos) y Marruecos, países donde supuestamente hay cárceles secretas de la CIA, hacen que las sospechas se multipliquen.
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