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Columna
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Elecciones anticipadas

Es complicado entender la actuación de algunos partidos ya que a veces requieren un manual de instrucciones. Es como si tuvieran una lógica diferente, si es que podemos llamarla así porque en muchos casos su actuación es completamente ilógica. Viene esto a cuento por la actuación del líder de la oposición en Andalucía, Javier Arenas, que acaba de pedir elecciones anticipadas ante la grave situación económica. ¿De verdad creen en el PP que se arreglarían los problemas con un anticipo electoral? ¿Llamar a los ciudadanos a las urnas resuelve la grave crisis económica mundial o, al menos, su repercusión en Andalucía? El mismo razonamiento ¿se puede trasladar a otros sitios? Por ejemplo, ¿hay que convocarlas también en Valencia o en Madrid? A escala municipal, ¿hacemos elecciones anticipadas en Huelva, Málaga, Granada o Cádiz para resolver cómo afecta la crisis económica a estas ciudades? ¿Se hace lo propio en Francia, Italia o Alemania, gobernadas por partidos de centro derecha? Es insólito que un dirigente político alcance tal grado de impotencia que en vez de plantear una alternativa política sea capaz de decir semejante dislate. No ya sólo lo que insinúa: que si él gobernase no habría crisis económica en Andalucía, lo que de por sí ya es un despropósito. Pero plantear que hay que convocar elecciones anticipadas parece una aguda falta de sentido común. ¿Nadie le va a decir nada a Arenas de entre los suyos? ¿Tal es su grado de liderazgo? ¿A todos en el PP les parece bien? Es natural que haga oposición, incluso que sea duro con la actuación gubernamental ante la situación económica, por mucho que esta sea mundial y afecte a todos los países, estén gobernados por unos partidos o por otros. Quizás sea un poco superficial un planteamiento así pero puede llegar a entenderse. Posiblemente a la inversa el Partido Socialista le hiciese oposición al PP con la situación de la economía si este gobernase y en el fondo el PP, a escala nacional, tampoco se ha tirado al monte con este tema, quizás porque no tiene alternativas a lo que se está haciendo, medidas muy parecidas a las de otros países. En cambio Andalucía parece diferente. Mientras en toda España el PP ha moderado su discurso, en Andalucía lo ha radicalizado. Es insólito porque en el PP nacional manda la gente de Javier Arenas. Se acabaron las grandes manifestaciones en Madrid, el "España se rompe", "la familia se rompe", "el gobierno se ha vendido a los terroristas" y similares, con gran pesar de los Hermanos Jota, como dice Iñaki Gabilondo. En contraposición el PP andaluz ha rescatado los cartelitos en el Parlamento, al mejor estilo de Sánchez Gordillo pero sin pañoleta. El PP ha vuelto a la dinámica política de la época de la pinza, esta vez sin Izquierda Unida. Se ha vuelto a utilizar la misma política que con la Casa Sundhein, en esta ocasión con el Palacio de San Telmo: si se le pregunta a cualquier diputado del PP acerca de qué cambiaría en la política andaluza para atajar la crisis lo primero que hace es hablar de las obras en San Telmo. Tan grato recuerdo le dejó aquella época a Javier Arenas que ha rescatado idéntica estrategia, aquella que alumbró el genial hallazgo de "gobernar desde el Parlamento", obra del camarada Rejón, el Robespierre de Baena, compadre de Javier Arenas. No parece importar el hecho de que cuando se pone la máquina de picar carne en funcionamiento se arremeta contra la Casa Real ya que se le zumba al presidente de la Junta por tener que acompañar al Rey en un acto. Algo así como muera yo y los filisteos. Se critica también una reunión institucional del Parlamento andaluz en San Fernando o en Antequera para conmemora la libertad de prensa o el Pacto Autonómico, como si esos plenos institucionales fueran excursiones de las madres concepcionistas. Da igual con tal de darle al gobierno. Todo sea para que Arenas sea presidente. Las grandes crisis necesitan grandes hombres y el de Olvera debe creer que es el líder necesario para este momento.

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