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Entrevista:Bruno Delaye | Embajador de Francia en España

"Francia debe mirar al País Vasco como una fuente de oportunidades"

Javier Rivas

Antes de la entrevista, celebrada en la mañana del pasado miércoles, el embajador francés en España, Bruno Delaye, dedicó parte de su tiempo en Bilbao a visitar la Alhóndiga, un proyecto de su compatriota Philippe Starck que le parece "impresionante". Entre los cinco idiomas que habla figura un excelente castellano.

Pregunta: Culmina el semestre de presidencia francesa de la UE, marcada por la crisis. ¿Ello le ha impedido lograr sus objetivos?

Respuesta: No. Teníamos cuatro objetivos. El primero, chequear la Política Agrícola Común y hemos avanzado bien. Hemos establecido un consenso sobre la continuación de una política regulatoria de los mercados frente a quienes querían acabar con ella y puesto más flexibilidad en esta regulación. Acabamos con consenso. Lo segundo era la Política Europea de Seguridad y Defensa y hemos avanzado bastante bien. No se puede acabar en una sola presidencia, pero vamos a tener un documento estratégico que fija un poco la doctrina europea en defensa, que había que actualizar sobre las amenazas y los deberes que debe cumplir la UE para enfrentarlas y con qué herramientas. Ahora sí vemos las herramientas. El tercer asunto son las migraciones. Está cumplido. Tenemos una carta común que define la filosofía de las políticas europeas en materia de migración. A partir de ella vamos a poder desarrollar políticas nacionales y, a iniciativa de la Comisión, tener unos reglamentos europeos para aplicar esta política común. Y cuarto, lo más importante y difícil, el llamado paquete de energía-cambio climático. No está acabado. Estamos en la última fase para lograr si podemos antes del Consejo de diciembre un consenso político lo más cercano posible a la propuesta inicial de la Comisión.

"Hemos dado pasos importantes contra ETA. La cooperación funciona muy bien"
"Hemos podido evitar el derrumbe total del sistema financiero"
"La petición de una Europa fuerte existe en las sociedades de todos los países"
"Lo logrado en el País Vasco a nivel económico y cultural es impresionante"

P. En el camino llegó la crisis.

R. En el camino tuvimos dos crisis, una la de Georgia, una crisis política, de la que hemos salido bastante bien como Europa. Fuimos los primeros en intervenir y logramos muy rápidamente un acuerdo de alto el fuego. Falta algo para cumplir, pero hay un proceso de negociación política que va a durar. Y la crisis económica. No hemos tratado el fondo del problema, pero hemos podido muy rápidamente poner en marcha, bajo un paraguas común, una serie de medidas que han impedido un agravamiento de la crisis y que todo el edificio se viniese abajo. Hemos podido evitar el derrumbe total del sistema financiero. Se trata ahora de aplicar las medidas propuestas en el G-20 y ver cómo hacemos para inyectar combustible a la economía real en Europa. En esto estamos.

P. Está abierto en la UE el debate sobre cómo deben ser las ayudas públicas a los bancos. ¿Los ciudadanos deben pagar la mala gestión financiera?

R. Definitivamente, no. Hay que vigilar si los bancos hacen bien su papel de financiar la economía. Un país solo no puede cambiar las reglas de sus bancos, ni tampoco la UE sola. Cada Estado debe vigilar que los bancos que han recibido fondos públicos cumplen con su compromiso de financiar la economía. Los ciudadanos no van a aceptar que el dinero público haya servido sólo para rescatar la carrera o la silla de unos banqueros.

P. El presidente Sarkozy dijo antes del inicio de la presidencia semestral que Europa tiene que actuar como "una gran potencia". ¿Lo está haciendo?

R. Creo que estamos bastante bien. Tenemos un problema gordo con las instituciones. Aún no se ha ratificado en todos los países el Tratado de Lisboa. Lo que nos da optimismo es que esta petición de una Europa fuerte existe en las sociedades y es de todos los países. Europa ha logrado ser el continente más sofisticado en la historia de la Humanidad, en el que combinamos la libertad individual con la solidaridad y las obligaciones colectivas. Este modelo peligra, por supuesto, si no trabajamos para defenderlo en un mundo con mucha incertidumbre y violencia. Hay que dar protección a los ciudadanos y que los europeos sientan que Europa sirve para algo y no es sólo la correa de transmisión de las restricciones de la globalización.

P. Acaba de cumplirse un año del atentado de Capbreton y ha sido detenido el jefe militar etarra. ¿Avanza la lucha conjunta de España y Francia contra ETA?

R. La opinión general, incluida la de quienes están diariamente en esta lucha, es que hemos alcanzado pasos importantes. La cooperación funciona muy bien. Hay un compromiso político fortísimo del lado francés, los órganos que se dedican a esta lucha de ambos lados trabajan muy bien y en la próxima cumbre vamos a ver cómo podemos mejorar las herramientas que tenemos para luchar contra esta plaga.

P. ¿Qué más debería hacerse?

R. No son cosas que se puedan publicar, pero todavía no hemos acabado el trabajo, es obvio.

P. ¿Temen que ETA atente directamente contra Francia?

R. Hubo ya en el pasado amenazas directas de ETA. La juez Le Vert ha recibido amenazas personales y a su familia. Es algo que tomamos muy en serio, pese a que hay informes que dicen que ellos aún no se consideran capaces de entrar, como dicen ellos, en lucha contra el Estado francés.

P. Los equipos conjuntos permanentes contra ETA también han cumplido un año. ¿Qué balance se puede hacer de su labor?

R. Los hechos. La captura de Txeroki es el resultado de este trabajo común.

P. ¿Debería ilegalizarse a Batasuna en Francia?

R. Como embajador no me corresponde hablar de esto. Es un asunto que tiene que ver con la ley en Francia. La ley es muy precisa. La expresión política es libre hasta ciertos límites que tienen que ver con la apología de la violencia, del terrorismo o del racismo. Hubo una serie de acciones para averiguar si algunas personas de las que teníamos sospechas estaban o no relacionadas con el terrorismo. Se cumple por el momento la ley.

P. ¿Cómo ve las relaciones entre el País Vasco y Francia?

R. Estoy precisamente aquí para desarrollar las relaciones con la sociedad civil y las instituciones de Euskadi. Es muy importante que Francia mire al País Vasco no como fuente de terrorismo o de problemas, sino como una oportunidad. Lo que se ha conseguido en el País Vasco a nivel industrial, económico y cultural es impresionante. No queremos que las únicas noticias que salgan de aquí sean ETA, terrorismo, incidentes, etcétera. Me parece muy importante que los franceses nos interesemos en la realidad socioeconómica y cultural de esta tierra vecina, con la que siempre hemos tenido las mejores relaciones. Hay que hacer que las infraestructuras impresionantes que el País Vasco ha desarrollado sean también lugares de encuentro entre artistas y creadores franceses y vascos.

P. Francia es el primer socio comercial de Euskadi. ¿Puede verse afectada esa posición si se agrava la crisis en 2009?

R. La crisis afecta a todo, pero lo que se ha logrado en el País Vasco es muy interesante en el modelo industrial. Cuando llegó la crisis de reconversión de la industria pesada aquí se ha apostado por un modelo que todavía da su sitio a la industria. En Europa no podemos abandonar la industria y salvarnos sólo a través de los servicios.

Bruno Delaye, en el hotel en que se alojó en Bilbao.
Bruno Delaye, en el hotel en que se alojó en Bilbao.TXETXU BERRUEZO

Bruno Delaye

Bruno Delaye (Casablanca, Marruecos, 1952) dirige la Embajada francesa en España desde junio de 2007. Alumno de la prestigiosa Escuela Nacional de Administración (ENA) de su país, ha ocupado numerosos cargos al servicio de la República en los últimos 35 años. Antes de presentar sus cargas credenciales en Madrid, fue embajador en Lomé (Togo), México y Atenas. Su padre ya fue embajador de Francia en la capital española a principios de los ochenta.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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