En las garras de la banca
Los acreedores toman Metrovacesa y Colonial para evitar el concurso
Casi tres años después de que comenzara, la batalla librada entre la familia Sanahuja y Joaquín Rivero por hacerse con el control de Metrovacesa ha terminado finalmente en tablas. Parecía que había ganado Román Sanahuja. El empresario catalán llegó a la presidencia de la que fuera primera inmobiliaria de España y a controlar el 80,6% de su capital.
Pero la deuda de 4.000 millones de euros que arrastra ha hecho que los bancos acreedores sean los que al final se queden con la compañía. Lo mismo ha ocurrido con Colonial, otro gigante del sector que había recurrido a la financiación externa para crecer en la época dorada del ladrillo.
Los seis bancos acreedores de Metrovacesa -BBVA, Banesto
Román Sanahuja abandonará la presidencia de Metrovacesa
Popular, Sabadell,
Santander y Caja Madrid- se quedarán con el 65,4% del capital. El pacto al que han llegado con los Sanahuja es que estas entidades cambiarán 2.090 millones de deuda de los primeros accionistas de la inmobiliaria por más de 38 millones de acciones que aseguraban ese préstamo, lo que supone el 54,7% del capital.
Además, los seis bancos y cajas adquirirán cada uno el 1,78% del capital a un precio de 57 euros por acción, cuando ahora cotiza a 51. A través de esta compra, los bancos llegarán hasta el 65% del capital. ING y Citigroup, que ahora controlan el 9,7% del capital, actuaban como custodios de las acciones de Sanahuja. Éstos, al final del proceso, mantendrán una participación cercana al 30%. Parte de los problemas de Sanahuja -como de muchos del sector- surgen de que la garantía del préstamo que pidieron eran las propias acciones que compraron con el dinero prestado. Y el valor de éstas se ha desplomado, pasando del máximo de 97 euros de abril pasado a los actuales 51 euros.
La nueva situación supondrá la salida de la presidencia de Román Sanahuja tras un año a la cabeza de Metrovacesa. "A partir de ahora se centrará en sus negocios, en Cresa y Sacresa. Se dedicará a lo que ha hecho en los últimos 40 años. Seguirá en Metrovacesa como accionista, pero tanto él como sus hijos renuncian a todos los derechos políticos que tenían como accionistas", explican fuentes cercanas al empresario.
Pero éste no es el fin de los problemas para los Sanahuja. Deberán seguir negociando con otros bancos acreedores para seguir cambiando acciones por la deuda que acumulan.
Ésta ha sido una semana movida en Metrovacesa. No sólo han desembarcado los bancos como nuevos accionistas de control. También se ha dado la vuelta a una operación que hace un año y medio se presentó como un emblema del poderío del ladrillo español y que ha terminado por ser ruinosa.
Metrovacesa compró en mayo del año pasado al banco HSBC su sede en Londres. La inmobiliaria española pagó 1.090 millones de libras esterlinas (1.318 millones de euros al cambio actual), en lo que entonces se calificó como la mayor operación inmobiliaria en la historia del Reino Unido.
Un año y medio más tarde, el banco británico ha recomprado su torre emblemática por 838 millones de libras esterlinas (1.013 millones de euros). Es decir, que Metrovacesa ha perdido unos 300 millones de euros en la operación.
La española sale escaldada de Londres, pero por lo menos consigue dinero para enjuagar su abultada deuda. Porque los fondos que le llegan de HSBC contribuyen a reducirla en 1.000 millones de euros, hasta situar sus números rojos en 5.900 millones. Mucho dinero todavía, pero esta reducción contribuye a alejar la sombra de la suspensión de pagos que sobrevuela ante la enormidad de su deuda.
Colonial es otro ejemplo de inmobiliaria que ha alejado un poco el fantasma del concurso de acreedores. Aunque no del todo. La firma catalana admitió la semana pasada que si no consigue vender su participación del 15% en la constructora FCC, del 33% de su filial francesa SFL y el 100% de Riofisa, puede llegar a la insolvencia, e incluso al concurso de acreedores.
La entrada del Popular y de otros acreedores del antiguo presidente, Luis Portillo, dio el pasado mes de abril un respiro a una empresa que todavía debe casi 9.000 millones de euros.
El desembarco de la banca en Metrovacesa y Colonial responde a la incapacidad de sus principales accionistas -Sanahuja y Portillo- de hacer frente a los compromisos que habían adquirido en la fase alcista del ciclo, y que se convirtieron en imposibles al desencadenarse la crisis inmobiliaria y financiera.
Los 15 bancos y cajas acreedores de Portillo llegaron a un acuerdo por el que intercambiaban la deuda de 1.400 millones de euros por el 25% del capital de Colonial. El Popular, con más del 9% del capital, es ahora el nuevo hombre fuerte de la empresa.
Colonial también ha protagonizado esta semana la aprobación por parte de la CNMV del folleto de la emisión de obligaciones convertibles por un importe de 1.429 millones de euros.
La emisión, aprobada por la junta de accionistas del pasado 21 de noviembre, constituye una parte esencial del acuerdo de reestructuración de la deuda financiera que firmó la compañía el pasado mes de septiembre. Los bancos coordinadores del préstamo sindicado -Goldman Sachs, Eurohypo, Calyon y
Royal Bank of Scotland-, el Popular y La Caixa se han comprometido a suscribir las obligaciones que no sean adquiridas por los accionistas en el periodo de suscripción preferente.
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