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La alarma del asesino Couto no sonó porque se desactivó el pitido

Los funcionarios silenciaron las alertas porque el ruido continuo molestaba

Carmen Morán Breña

Demasiados fallos del sistema electrónico pueden estar en el origen del error humano que el pasado sábado causó el apuñalamiento de dos personas en Galicia. Eran tantas las falsas incidencias que se registraban por problemas con el GPS que se sustituyó la señal sonora por una luminosa ("TX desaparecido"), porque el ruido molestaba demasiado. Sin embargo, se mantuvo el pitido para cuando el agresor entraba en la zona de exclusión, es decir, en un radio prohibido alrededor de la víctima. Eso es grave, pero lo otro, como se ha comprobado, también deja víctimas.

Sin ir más lejos, el jueves, dos días antes de los crímenes, se produjo una incidencia con el GPS de Maximino Couto, el que le mantenía localizado en su permiso carcelario. Resultó una falsa alarma, pero, al menos, fue detectada. En el ordenador central apareció el "TX desaparecido" y el funcionario de turno que controlaba el panel de control en Madrid avisó al centro penitenciario. Desde allí consiguieron localizarlo y le ordenaron volver al penal, pero, a medio camino, el sistema se reanudó y todo siguió en orden.

El trabajador sólo anotó en el libro de registro el 'fallo' del GPS
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Quizá por eso, el funcionario que trabajaba el sábado, cuando observó la incidencia y vio que el GPS estaba en casa de la novia de Couto, un sitio permitido, se limitó a anotarlo en el libro de incidencias, como asegura que ocurrió el presidente del sindicato de prisiones Acaip, José Ramón López. Allí quedó, efectivamente, el GPS, mientras Couto buscaba a su mujer con un cuchillo en la mano, con el que apuñaló a los vecinos de ella.

El sindicato de prisiones Acaip explica que no es la primera vez que estos aparatos fallan, sobre todo en las zonas rurales. Dice que sí se detectó la alarma, aunque a las cinco de la tarde, "por problemas de conexión", y que el funcionario aún tardó en ubicar al agresor mediante el sistema electrónico.

"Cuando vio que el GPS estaba en casa de la novia de éste, un lugar absolutamente permitido, solamente lo anotó en la ficha de seguimiento [de Couto] y en el libro de incidencias", explica. "No podía hacer otra cosa", asegura López.

En Instituciones Penitenciarias no explicaron si esto fue así, porque aún está la investigación abierta, dicen. Pero, de ser cierto, ¿por qué el trabajador no llamó al penal gallego? El presidente de Acaip afirma que no hay un protocolo a seguir en casos como éste. Y eso no lo niegan en Instituciones Penitenciarias, pero afirman que sí hay instrucciones verbales que se han dado a los funcionarios. "Y todo el mundo sabe lo que hay que hacer en ese caso". Ponen, para demostrarlo, el ejemplo ocurrido dos días antes, cuando el GPS de Couto se perdió.

Lo que no es cierto es que el funcionario sólo tenía ese día cuatro presos bajo su vigilancia en el panel de control, como afirmaron días atrás en Instituciones Penitenciarias. Ayer reconocieron que, además de estos cuatro, con las mismas condiciones carcelarias de Couto e idéntico dispositivo, había al menos otros 17 con sistema de control por voz. Es lo que se usa ahora para delitos menores, lo que antes se conocía como arresto domiciliario, no más de 12 días. Es el propio sistema electrónico el que marca el número de teléfono fijo de la casa de forma aleatoria y el arrestado en cuestión ha de contestar. Antes se le ha grabado la voz para que el aparato detecte posteriormente si es él u otra persona quien ha descolgado el teléfono. El funcionario de la central vigilaba también ese sábado las posibles incidencias de este otro sistema. Y aún tenía a su cargo, afirman en Interior, "algún otro sistema de control".

El sindicato Acaip dice que eran 60 en total las personas que se vigilaban desde la sede central ese día.

Maximino Couto, en el momento de ser detenido.
Maximino Couto, en el momento de ser detenido.EFE

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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