Desfachatez
Tengo 57 años. He visto la caída del muro de Berlín; he padecido la dictadura argentina; he sido testigo del Mayo Francés; he leído y estudiado el marxismo, las religiones, filosofía; soy médico y he visto el dolor y el sufrimiento humano.
Pero jamás, repito, jamás, he sido testigo de descaro tan grande como el que hoy nos muestra el sistema capitalista, aprovechándose arteramente de la plusvalía planetaria mediante los planes de salvataje a los bancos y empresas financieras de todo el mundo.
Nadie responde con su patrimonio personal o empresario, nadie es juzgado, nadie fue culpable de nada. Pero todos los demás pagamos la cuenta.
Si alguien tenía aún alguna duda, que la disipe ya: este sistema es profundamente perverso, y los que lo sostienen son cómplices del despojo.
Deberíamos volver a leer a Marx y redescubrir su inteligente diagnóstico, evitando caer en la ingenua tendencia a confundir su análisis con el comunismo, estalinismo, y cualquier otro de los tantos ismos que se apropiaron de sus ideas para oprimir, a su turno, a los pueblos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.