El vértigo del arte nuevo
Desde 1984 la Tate Gallery concede el premio Turner. Nació con la vocación de reforzar su presencia en el arte que se está gestando en nuestro más inmediato presente, y ha sido muchas veces polémico. Su dotación es de 19.600 euros, destaca a un artista que trabaja en el Reino Unido y ayer lo ganó Mark Leckey, un artista multidisciplinar que incorpora a Félix el Gato y a Homer Simpson en sus trabajos.
La conservadora jefe del Tate Britain, Judith Nesbitt, comentaba que el premio "una vez al año ofrece la oportunidad de ponerse al día en las nuevas tendencias del arte contemporáneo". Ayer fue esa vez, y un prestigioso jurado se pronunció y eligió al mejor. No siempre es fácil para el público corriente comprender los caminos que frecuentan los artistas actuales. Más duro aún resulta penetrar en la sensibilidad de los jurados, y explicarse por qué ese artista concreto ha sido esta vez el elegido.
Qué tienen en común los últimos premios Turner? El de 2007, Mark Wallinger lo ganó (sobre todo) por su recreación del campamento que un pacifista tenía instalado en Parliament Square (la obra incluía un montón de pancartas contra las guerras; entre ellas, la de Irak). Tomma Abts fue la elegida en 2006: lo suyo son formas abstractas en lienzos de pequeño formato. Simon Starling se impuso en 2005 con su su propuesta de convertir objetos ya existentes, como una bicicleta, en piezas escultóricas.
De esta simple relación se desprende que: a) el arte cambia vertiginosamente; b) los jurados de los premios Turner cambian vertiginosamente de gusto; c) el público ha de adecuar vertiginosamente su sensibilidad para adaptarla a esa revolución permanente.
Y (d) los coleccionistas han de ir ahorrando vertiginosamente porque todos los ganadores del Turner suben de cotización.
En 1995, Damien Hirst lo obtuvo con una vaca metida en formol, y es de los contados artistas que en esta época de crisis venden sus obras por millonadas. Y es que se sabe que el escándalo, la provocación, venden: y también lo exótico y los iconos mediáticos. Pero no hay que asustarse. Como público, usted sólo tiene que terminar de leer esta pieza para saber que esta vez el arte actual va de Félix el Gato y Homer Simpson.
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