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El precio del principal abono del transporte público sube el 7%

La tarjeta "gratuita" para menores de 12 años costará 35 euros anuales

Las tarifas del transporte público para el área metropolitana de Barcelona fueron aprobadas ayer: subida media, el 4,75%. Pero el principal abono, la T-10, que supone el 75% de los ingresos por billetes, sube el 6,94% en las zonas 1 y 2 y algo menos, pero siempre por encima del 6%, en el resto de las zonas. En la zona 1 costará 7,70 euros (ahora costaba 7,20). De ahí que la oposición lo recibiera con una palabra: "Billetazo". El secretario de Movilidad, Manel Nadal, trató de justificar el aumento hablando siempre del incremento medio y resaltando que la aportación de las administraciones (el 60% del coste del servicio) es muy superior a la del propio usuario (40% restante). La inflación prevista por Antoni Castells, consejero de Economía, para 2009 es del 2,6%, lejos tanto del 4,75% de subida media como del 6,94% de incremento en el título más utilizado.

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Las nuevas tarifas fueron aprobadas, supuestamente, ayer por la tarde en el consejo de administración de la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM). No obstante, antes de que acabara e incluso antes de que se celebrara, eran del dominio público: el alcalde de Barcelona convocó una conferencia de prensa para hablar de ellas y la oposición calificó de "fraude" la decisión de cobrar por la T-12. La T-12 es el nombre que recibirá la tarjeta que deberán utilizar los niños de entre 4 y 11 años para no pagar en el transporte público. Será gratuita pero costará 35 euros anuales (el abono de un año al Bicing cuesta 24 euros). Se trata de los "gastos de emisión" del abono, que deberá llevar la foto del niño, y del seguro de viaje, además de una banda magnética. No obstante, los menores de cuatro años también están cubiertos por el seguro y ni pagan ni necesitarán tarjeta en el futuro.

Un problema añadido para implantar esta tarjeta es que su emisión corre, en principio, a cargo de los ayuntamientos, pero éstos pueden delegar en otra entidad, por ejemplo, la ATM. La T-12 tendrá una duración de un año a contar desde su fecha de emisión o hasta que el titular cumpla los 12 años.

La T-12 no entrará de inmediato en vigor. Lo hará a partir de una fecha cercana al 15 de septiembre de 2009, es decir, cuando empiece el próximo curso escolar. La podrán obtener los niños de entre 4 y 11 años residentes en los 202 municipios de Cataluña que pertenecen al sistema integrado del transporte público, lo que significa que quedan sin esos derechos los residentes en unos 700 municipios. Eso sí, en esos 202 pueblos viven unos 400.000 niños en edad de obtener el abono, lo que significa el 73% de la población de esa edad en toda Cataluña. El coste de la medida se sitúa entre los 13 millones y los 14 millones de euros, sostuvo Manel Nadal.

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Este coste se redistribuye entre el resto de abonos, de modo que, si se pone la supuesta gratuidad de la T-12 en la misma cesta que el aumento de la T-10, al final el incremento medio da el 4,75%.

El Gobierno se compromete, además, a seguir estudiando cómo dar cumplimiento a una norma aprobada por el Parlament que le obliga a proporcionar un abono especial para las familias numerosas.

Nadal defendió con ahínco que el sistema de subidas aplicado beneficia a quienes utilizan el transporte por "movilidad obligada", es decir, para ir a trabajar o para estudiar; dado que la T-10 se usa para eso y para muchas otras cosas, es lógico que sea penalizada. A su lado, secundándole en la argumentación, aunque callados, estuvieron el presidente de la Entidad Metropolitana del Transporte, Antonio Poveda, y la presidenta de TMB, Assumta Escarp.

Tarifas "contra la crisis"

La T-10 es, de largo, el abono más utilizado por los usuarios del transporte público. Si se cuenta el número de validaciones (cada vez que el pasajero pasa la tarjeta por una máquina), la T-10 supone el 71,05%; pero si se tiene en cuenta sólo la zona 1 (la que tiene mayor número de usuarios), el porcentaje sube al 71,8%. Y no sólo eso: si se mira cuánto representa en los ingresos por abonos vendidos, sube aún más y se sitúa en el 74,94%. De los 366,5 millones de euros recaudados por billetaje en 2007, la T-10 supuso 274,6 millones.

Con este abono el coste del viaje es de 77 céntimos (eso sí, se puede transbordar tantas veces como se desee durante un tiempo máximo de hora y cuarto). El coste medio del viaje, según la Autoridad del Transporte Metropolitano, se sitúa en 66 céntimos de euro. Esto equivale a un aumento de tres céntimos respecto a las tarifas de 2008. El año pasado, el aumento de las tarifas fue menor. La T-10 subió el 4,35% y el resto de incrementos se movieron en una franja entre el 3,33% para una tarjeta residual (la T-2 comercio) y el 4,76% de la T-Dia, en ambos casos en la zona 1.

Las tarifas aprobadas afectan a todo el transporte metropolitano: autobuses, metro, tranvía, Ferrocarrils de la Generalitat, autobuses interurbanos integrados y Renfe. Pero esta última compañía tiene sus propias tarifas que, para 2009, no han sido aún aprobadas por el Ministerio de Fomento. No obstante, los usuarios pueden optar siempre por utilizar un billete de la ATM (con las tarifas aprobadas ayer) o uno de Renfe, según le resulte más adecuado. Un ejemplo de la disparidad de opciones lo proporciona el viaje entre la ciudad de Barcelona y el aeropuerto. Con la tarjeta ATM el aeropuerto está en la zona 1, lo que significa que el usuario que viaje con una T-10 paga 72 céntimos por viaje (77 céntimos a partir de enero). Pero si opta por el billete en Renfe el resultado es otro. Para Renfe, el aeropuerto de El Prat no está en la zona 1, sino en la 4: el precio es de 2,60 euros por trayecto, más lo que Fomento suba a partir de enero.

Las nuevas tarifas provocaron reacciones diversas. Para la oposición eran criticables (CiU habló de "fraude" y "trampa" por el cobro de la T-12 y el PP de "tarjetazo" y "billetazo"), para los socialistas fueron un gran acierto. Jordi Hereu, alcalde de Barcelona, dijo que la aprobación de esa misma T-12 es una gran medida "contra la crisis". ICV también dijo que se trataba de un "avance social" aunque la tarjeta no se aplica como la rosa de los jubilados, en función de la renta.

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