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Tangos, chistes y letanías para contar la vida de Millán-Astray

Gregorio Belinchón

José Millán-Astray presumía de haber dejado la mitad de su cuerpo (un ojo, un brazo...) en los campos de batalla por amor a España. De haber recibido más veces que nadie la extremaunción. Más aún, el general fundador de la Legión consideraba a "Franquito" un débil. Y en esa brutal biografía, uno de sus momentos de gloria ocurrió el 12 de octubre de 1936, cuando se enfrentó en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca al rector, Miguel de Unamuno, en presencia del típico coro de autoridades y de Carmen Polo. Su marido, "Franquito", no estaba. Fue la tarde de "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!". Cantando bajo las balas -en el Centro Dramático Nacional hasta el 20 de diciembre- arranca en ese acto, un cabaret necrófilo en el que Adolfo Fernández encarna al general.

"Era un psicópata, al estilo De Juana Chaos. Antonio Álamo, autor de la obra, quería hablar de Unamuno. Yo, de nacionalismos. Y al final todo está reflejado, con un Millán-Astray que sale de la tumba en esta fiesta", asegura el actor, al que acompañan en el escenario unos gigantes que representan a los contertulios, y el compositor Mariano Marín, que interpreta música de la época, tangos, temas de Nick Cave... "Mi reto ha sido que este monstruo sea al final entrañable para el público. Y, de paso, hablar de otras cosas, como la esencia de la vida, eso que parecía odiar Millán-Astray".

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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