Txabarri echa la culpa a empleados y patronos de la Fundación Balenciaga

El ex diputado general de Guipúzcoa, el peneuvista Joxe Joan González de Txabarri, repartió ayer responsabilidades entre los trabajadores y los patronos de la Fundación Balenciaga y defendió la actuación de las instituciones vascas en el proyecto del museo del modisto a través de la sociedad Berroeta Aldamar como un intento de poner fin a una política cultural que definió como "del gota a gota". González de Txabarri aseguró ayer, tras comparecer ante la comisión parlamentaria de investigación del caso Balenciaga, que no tuvo ningún indicio de la existencia de irregularidades en la construcción del museo en Getaria hasta enero de 2007, apenas seis meses antes de que dejase su puesto al frente de la Diputación guipuzcoana.

El ex diputado achaca a los patronos "falta de profesionalidad"

El actual responsable del Puerto de Pasajes indicó que la sociedad Berroeta Aldamar, constituida en abril de 2005 por la Diputación, el Gobierno vasco y el Ayuntamiento de Getaria, celebró desde esa fecha y hasta el fin de su mandato cinco reuniones de su Consejo de Administración. A esas citas acudían, aunque fuera de toda formalidad y sin que constase en las actas, "trabajadores y empleados" de la Fundación Balenciaga. "Ninguno de ellos hizo ni la más mínima mención de ninguna situación discutible", reprochó. "La relación con estos empleados era muy estrecha y por eso sorprendió más aún el desenlace en 2007".

Entre quienes habrían asistido a esas reuniones, sin advertir de las irregularidades en el p, citó los cargos de las responsable del museo, relaciones públicas, de financiación privada y también de la constructora Eptisa-Cinsa, además de una asesoría jurídica externa. González de Txabarri se mostró "sorprendido" de que la comisión de investigación ignorara este extremo.

Siempre según el relato que hizo tras su comparecencia ante los parlamentarios, tanto la Diputación como el Gobierno trataron adecuadamente los expedientes remitidos desde la fundación al constituir la sociedad Berroeta Aldamar. En este punto contradijo de algún modo la afirmación hecha en su día por la consejera de Cultura, Miren Azkarate, de que los contratos de la fundación se subrogaron sin revisar. "Se revisaron. Otra cosa es que los expedientes no estuvieran completos", apuntó.

Txabarri vertió la responsabilidad también sobre los patronos de la Fundación Balenciaga, "aristócratas, mecenas de grandes firmas internacionales, que jamás han puesto un euro para el sostenimiento de esa institución", a los que achacó "falta de profesionalidad" y acusó de no haber "realizado su funcion de patronos", aunque admitió a la entidad el mérito de hacer reunido la colección del modisto.

El ex diputado general guipuzcoano, amigo desde la infancia del principal imputado por la fiscalía, el ex alcalde de Getaria Mariano Camio, no quiso expresar su opinión sobre él. "No voy a entrar en valoraciones personales, pero quiero vivir en un país donde cuente la Declaración de Derechos Humanos, y no se disrcrimine a nadie ni por razón de orientacion sexual ni por pertenecer a un partido político", sostuvo.

Txabarri negó además en declaraciones a este periódico haber realizado gestiones en favor del proyecto ante el Gobierno del PP durante su mandato en los años en que el Ministerio de Cultura entró en el proyecto.

La comisión de investigación parlamentaria cerró ayer la primera fase de sus trabajos, la recepción de testimonios, con la comparecencia de Txabarri. Los grupos pondrán ahora en común sus primeras propuestas para presentar unas conclusiones el próximo martes y el viernes entregarán sus borradores a la presidenta de la comisión, Onintza Lasa, de EA, quien elaborará el dictamen que se someterá al pleno de la Cámara.