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Universitarios contra Bolonia ocupan el rectorado de Valencia

Los estudiantes revientan el consejo de gobierno de la institución

Ignacio Zafra

El movimiento anti-Bolonia cruzó ayer una nueva línea. Cerca de un centenar de alumnos irrumpieron en la sala donde iba a celebrarse el consejo de gobierno de la Universitat de València al grito de "avalancha". El rector, Francisco Tomás, accedió a que explicaran otra vez sus argumentos contra el Espacio Europeo de Educación Superior y las críticas por los desalojos (realizados el fin de semana) de algunas acampadas que llevaban más de un mes en marcha. A continuación, les pidió que abandonaran la sala. Los alumnos se negaron. Y el rector disolvió la reunión sin haber llegado a tratar ni un solo punto del orden del día.

"Que un colectivo de personas haya interrumpido la vida académica ordinaria y de gobierno de la universidad no deja de ser lamentable y rechazable", afirmó después el rector. Para entonces, los alumnos habían desplegado en el recibidor del edificio los colchones, las tiendas de campaña y los sacos de dormir necesarios para fundar una nueva acampada. Después de haber evitado varias intentonas de ocupación en los últimos días, cerrando a cal y canto su sede central, el equipo rectoral se resignó y descartó un desalojo forzoso.

La sede de La Nau queda blindada por miedo a un nuevo encierro

La tensión a las puertas de la sala de juntas (con zarandeos entre alumnos y dirigentes académicos), y el desgaste acumulado desde que empezó la revuelta, llevaron a algunas voces a plantear la suspensión de las elecciones de estudiantes convocadas hoy, algo que también fue descartado. Por la tarde, de forma casi clandestina, la universidad retomó el consejo de gobierno en que aprobó los presupuestos.

Para evitar una nueva ocupación, las actividades culturales previstas en La Nau, el edificio histórico de la Universitat, fueron anuladas y se cerraron los accesos, lo que provocó numerosas quejas de ciudadanos.

Hay quien piensa en la universidad que, pasadas las elecciones, los encierros tenderán a diluirse. Es posible. Lo cierto es que el movimiento anti-Bolonia, aunque respaldado por algunos sindicatos de alumnos (e incluso por formaciones políticas) tiene su propia dinámica. Se organiza a través de asambleas, realiza las convocatorias por Internet y resulta, para unos y otros, imprevisible y difícil de manejar. A pesar de la impresión inicial, de momento no remite, sino que gana adeptos, probablemente por algo fácil de entender: con su prolongado desafío, los anti-Bolonia parecen haberse convertido en los nuevos héroes universitarios.Una de las cosas que quieren los alumnos es un referéndum sobre el proceso de Bolonia, una posibilidad no contemplada en los estatutos de la universidad que el rectorado rechaza. Las elecciones de estudiantes convocadas hoy, en un clima de máxima tensión, servirán en cualquier caso para conocer la opinión mayoritaria entre el alumnado.

"El resultado nos dirá si lo estamos haciendo bien o no, si todo esto tiene sentido". Lo decía, hacia la una del mediodía, uno de los ocho estudiantes que guardaban la acampada en el rectorado mientras compartían dos litronas de cerveza de las que bebían directamente.

La gran polarización electoral se ha extendido a algunas formaciones políticas. A un lado, las asambleas que promueven los encierros contra Bolonia y los sindicatos que los apoyan -entre ellos, el Bloc d'Estudiants Agermanats, el Sindicat d'Estudiants dels Païssos Catalans y A contracorrent-, que han recibido el respaldo de Esquerra Unida, Compromís y las juventudes del Bloc.

Al otro lado, Campus Jove, vinculado al PSPV-PSOE, el más votado desde 2001, así como otras asociaciones menores que se presentan en facultades como Derecho, que rechazan las movilizaciones.

Por si no tenía bastante complicado repetir resultados -posicionarse contra el cóctel de consignas de la marea anti-Bolonia no es popular en casi ninguna facultad- Campus Jove cometió un grave error de cálculo por el que ha tenido que pedir disculpas. Sus carteles electorales, en los que aparecían tres jóvenes en ropa interior (dos hombres y una mujer) y en posición cariñosa bajo el lema Que no te la claven, han sido tachados de homófobos por otros sindicatos, el colectivo Lambda, el Consell de la Joventut de València y otros. "Hemos pedido disculpas a todos los que se han sentido ofendidos, no era esa nuestra intención", dijo el coordinador de Campus Jove, Carlos de la Cruz, que recordó el apoyo de su organización al "movimiento gay". El sindicato ha retirado gran parte de la cartelería; "quitarlos todos en una campaña de tres días era imposible".

Los estudiantes interrumpieron la reunión del consejo de gobierno de la Universitat de València.
Los estudiantes interrumpieron la reunión del consejo de gobierno de la Universitat de València.SANTIAGO CARREGUÍ

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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