Una cadena de sentencias respalda la supervivencia de las redes P2P
Derrotadas las demandas penales, empiezan las denuncias por vía civil - El intercambio europeo de archivos representa entre el 50% y el 60% del tráfico de la Red - EliteDivx, TodoTorrent e IndiceDonkey han reabierto
Después de la tormenta viene la calma, también para el intercambio de archivos P2P en España, que vive una cascada de sobreseimientos en los juzgados a favor de sitios que fueron denunciados por las entidades de gestión de derechos de autor. Mientras, los proveedores aseguran ser incapaces de bloquear el P2P y el sitio de descargas más grande del mundo, The Pirate Bay, supera los 21 millones de intercambios simultáneos.
Las redadas de los años 2006 y 2007 en España contra sitios que ofrecían enlaces para descargar archivos de redes P2P están acabando en sonoras derrotas para los denunciantes. Los jueces no consideran delito contra la propiedad intelectual el ofrecer sólo enlaces a contenidos que estos sitios no alojan.
Así se veía en abril con el caso EliteDivx, juzgado en Cartagena. En septiembre, la Audiencia Provincial de Madrid confirmaba esta línea de pensamiento con el sobreseimiento definitivo del caso Sharemula. Emule24horas e IndiceDonkey corrían la misma suerte el 31 de octubre en los juzgados de Ponferrada y Madrid, respectivamente. Días después era TodoTorrente el que veía desestimada la denuncia de la Federación Antipiratería que originó su cierre por orden judicial. Según la sentencia, se archiva la causa porque "la investigación llevada a cabo muestra que las páginas se limitan a facilitar la dirección donde se puede descargar la obra, sin alojar archivos ni realizar directamente la descarga".
Los autos destacan además que, aunque las webs tuviesen publicidad, no había ánimo de lucro que justifique un proceso penal, como explica el juez del caso EliteDivx: "Los imputados no obtenían una ganancia directa proveniente del acceso a la página o las obras que serían intercambiadas, con independencia de la ganancia que pudieron obtener de la publicidad insertada en la página y de la participación en la gestión de la misma".
Demandas civiles
Los jueces demuestran así que comparten la posición de la Fiscalía General del Estado, que no considera delito el P2P si no hay ánimo de lucro, y alejan su persecución del ámbito penal.
A cambio, sus sentencias dejan abierta la vía civil para pedir daños y perjuicios. La diferencia entre ambas vías está en que por lo civil no se pueden organizar las mediáticas redadas de años anteriores, cuyo efecto fue criminalizar el intercambio de archivos.
Promusicae, la patronal discográfica española y una de las entidades más beligerantes contra el P2P, ha escuchado los consejos de los jueces y cambiado la estrategia: en junio, presentó la primera demanda civil contra un desarrollador español de software, Pablo Soto, autor de los sistemas P2P Blubster, ManolitoP2P y Piolet, al que pide una indemnización de 13 millones de euros. En septiembre, después del auto de la Audiencia de Madrid a favor de Sharemula, anunció que denunciará al sitio por lo civil.
En Europa corren también vientos benignos para el intercambio de archivos, que ya representa entre el 50% y el 60% del tráfico de la Red, lo que se traduce, según el sitio de noticias especializadas Slick News, en más 30 millones de personas.
The Pirate Bay, el mayor sitio de descargas P2P del mundo, concentra a 21 millones, por lo que ha pedido figurar en el Libro Guiness de los Records. The Pirate Bay ganó en septiembre una disputa legal que prohibía su acceso desde Italia.
"Gracias a las denuncias de la industria del entretenimiento, los ocho millones aproximados de personas que usaban P2P en sitios centralizados, como Napster, a mediados de esta década se han dispersado y expandido hasta ser más de 20 millones. Si esto fuese una operación militar, podría decirse que la industria está en un atolladero", asegura Thomas Mennecke, fundador de Slick News.
El pago no funciona
La Comisión Europea decidió en septiembre no seguir el modelo del presidente francés Sarkozy, que proponía que los proveedores cortasen el acceso a Internet a quienes descargasen archivos protegidos por derechos de autor.
En vez de eso, recibirán avisos. Mientras, Francia sigue adelante y su Senado acaba de aprobar que, después de dos toques de alerta, la persona será desconectada durante un año. Los ministros de cultura europeos y el gobierno español trabajan para encontrar soluciones que defiendan la propiedad intelectual sin llegar a este extremo.
Elsistema de pago no funciona. Bittorrent.com acaba de reducir a la mitad su plantilla, cuando en agosto ya despidió al 20%. Su cofundador, Ashwin Navin, y su director ejecutivo, Doug Walker, han dejado la compañía. Vuze ha despedido a 12 personas y está abandonando el modelo de pago por contenido a favor de descargas patrocinadas con publicidad.
En España, EliteDivx, TodoTorrent e IndiceDonkey, ahora convertido en Indice-web, han vuelto a abrir sus puertas. Quedan aún decenas de sitios esperando resolución judicial, fruto de las denuncias masivas de 2006 y 2007, cuando la mayoría cerraron por precaución.
Hay además otros casos aislados pendientes de sentencia, como el de DonkeyMania, denunciado en 2003, o el último en caer: Animersion. Ambos eran sitios clave del P2P español antes de las demandas.
El proveedor no puede cortar el grifo
Los técnicos tampoco están por la labor de acabar con el P2P: el año pasado, a raíz de una denuncia de la principal entidad de derechos de autor belga, un tribunal condenó al proveedor Scarlet a bloquear los intercambios de sus clientes, bajo una multa de 2.500 euros al día si no lo hacía y con una moratoria de seis meses para poner sus sistemas a punto. Pasado este tiempo, el proveedor se ha declarado incapaz de realizar el bloqueo sin quebrantar la ley belga que prohíbe espiar a sus clientes. Scarlet afirma haber probado los principales medios técnicos: un sistema de Cisco para hacer más lento el tráfico P2P y otro de Audible Magic, para bloquear el material con copyright. Según sus abogados, ninguno ha funcionado y ha originado muchas quejas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.