"Si es un atropello, ¿por qué escondió el cadáver?"
La Guardia Civil detiene a un hombre por la muerte de un vecino de Calañas
"Si es un atropello accidental, ¿por qué escondió el cadáver?". Los vecinos de Calañas (Huelva, 4.500 habitantes) no se conformaban ayer con la primera conclusión sobre la muerte de Ramón Cuaresma, fallecido el pasado domingo. Poco antes del entierro, casi nadie se creía que lo ocurrido sea un homicidio involuntario.
La Guardia Civil considera que Cuaresma murió tras ser atropellado de forma accidental. Lo que levanta sospechas entre los vecinos es que, tras el atropello, el conductor ahora detenido introdujera el cadáver en el maletero de su vehículo, escondiera el cuerpo entre unos matorrales a ocho kilómetros de Calañas y le robara la cartera y la documentación. "El que lo mató sabía perfectamente lo que hacía", decían ayer familiares y amigos del fallecido.
La Guardia Civil detuvo el lunes por la noche a Diego Fernández, de 31 años y también vecino del municipio. Está acusado de robo y homicidio involuntario.
Ramón Cuaresma, de 32 años y con minusvalía física y psíquica, regresaba a su casa en la madrugada del domingo tras una noche de celebración con sus compañeros de hermandad. Eran casi las 7.00 cuando saludó a dos personas, un dependiente de la gasolinera del pueblo y el panadero.
Cuando le quedaban unos 100 metros para llegar a su casa, alguien le llamó desde una calle cercana, cerca de la discoteca Copaloca, que acababa de cerrar. Y ya no se le vio más. Al día siguiente, sus padres, con los que vivía el fallecido, denunciaron la desaparición. Unos motoristas encontraron el cuerpo y avisaron a la Policía. Estaba escondido entre maleza y matorrales.
El detenido, Diego Fernández, reconoció ayer su culpa ante la Guardia Civil. Al día siguiente de la muerte, el detenido acudió a lavar su coche (un Opel Astra negro) a una gasolinera de Valverde, que se encuentra a 10 kilómetros de Calañas.
Para pagar usó la tarjeta de crédito que había robado al fallecido. A partir de ahí, la confesión era casi obligatoria y la investigación más sencilla. Fernández tiene 31 años, está casado y tiene un hijo de pocos meses. Es camionero y un amigo le define como "una persona un poco especial pero nada peligroso".
La Guardia Civil se decanta por un accidente involuntario y achaca a los nervios el hecho de que introdujera el cadáver de Cuaresma en el maletero. Sobre el robo aluden a "lo inexplicables que son muchos sucesos".
El alcalde de Calañas, Fernando Recio (PSOE), ayer no daba crédito a lo que estaba ocurriendo en su localidad. "¿Cómo íbamos a pensar que el causante de la muerte fuera alguien de aquí? Sólo me queda consolar a las dos familias". Recio ha decretado dos días de luto oficial.
El pueblo al completo acudió ayer al entierro de "Ramoncillo", como lo conocían todos. Sus amigos más cercanos decidieron cargar el féretro a hombros durante los casi dos kilómetros que separan la iglesia del cementerio.
El silencio sepulcral sólo se rompió cuando varias mujeres comenzaron a gritar: "¿Por qué? ¿Por qué?". Nadie respondía.
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