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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Carta blanca para Putin

La anunciada reforma constitucional acentúa la deriva autoritaria del régimen ruso

El presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, sorprendió al anunciar una reforma constitucional durante su primer discurso sobre el estado de la nación. Ni siquiera los diputados de su partido, Rusia Unida, estaban al corriente de que Medvédev se proponía ampliar el plazo del mandato presidencial de cuatro a seis años. Tampoco fueron informados de que esta extensión afectaría, además, a las cámaras legislativas, que se renovarán cada cinco años y no cada cuatro como hasta hora.

El secreto con que se ha gestado la reforma ha hecho suponer a los partidos de oposición que Medvédev está preparando el retorno de Putin a la jefatura del Estado. Mientras la ocupó, el actual primer ministro rechazó cualquier reforma constitucional en el mismo sentido de las anunciadas por Medvédev, alegando que tendrían un efecto desestabilizador para el país. La actual iniciativa parece esclarecer el verdadero sentido de aquella observación: Putin era partidario de prolongar los mandatos, pero no de pagar el coste político de aparecer como el promotor de la reforma.

Tras el desenlace de la crisis de Georgia, Putin y Medvédev tienen sobradas razones para creer que disponen de un amplio margen para seguir afianzando su poder. La Unión Europea ha vuelto a la mesa de negociaciones, no porque se haya restablecido la confianza con Moscú ni porque haya cambiado la situación establecida militarmente en el Cáucaso, sino porque su dependencia energética le ha obligado a transigir. Tampoco Estados Unidos se encuentra en situación de poner condiciones a Rusia, atrapado por los errores en la ampliación de la OTAN y en su política hacia los Balcanes.

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Las reformas anunciadas por Medvédev vienen a subrayar en el plano interno los rasgos más inquietantes del peculiar régimen político ruso. Refuerzan el papel del Ejecutivo y hacen mínimas concesiones al Legislativo, manteniendo un aparente equilibrio que, en realidad, no pasa de ser una frágil carcasa democrática. En Rusia se celebran elecciones, pero resulta materialmente imposible que la oposición llegue al poder.

En estas condiciones, parecería irrelevante un cambio en el plazo de los mandatos. Y, sin embargo, el anuncio de Medvédev contiene entre líneas un trascendental mensaje político: nada puede impedir por el momento que Putin y su partido actúen a cara cada vez más descubierta.

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