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Obama quiere tener listo el nuevo Gobierno a principios de diciembre

Las actividades de Bill Clinton debilitan la opción de Hillary como secretaria de Estado

Antonio Caño

Mientras Michelle Obama busca en Washington colegio para sus hijas, Sasha y Malia, y éstas dan un primer vistazo a las que serán sus habitaciones en la Casa Blanca, Barack Obama prosigue en Chicago, temporalmente la capital política del país, sus contactos con el objetivo de tener listo su Gobierno, o al menos los principales cargos, en los primeros días de diciembre. El presidente electo intenta, según fuentes del equipo de transición, que los nuevos altos cargos tengan al menos un mes para preparar convenientemente el acceso al poder y adquirir capacidad para tomar decisiones desde el primer día.

Eric Holder, un veterano del Departamento de Justicia, donde ya sirvió como número dos durante un periodo de la Administración de Bill Clinton -un mérito que se está haciendo norma entre los nuevos nombramientos- parece ser el hombre elegido para el cargo de fiscal general, de acuerdo a distintas fuentes citadas por los medios de comunicación.

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La oficina del presidente electo no se ha pronunciado aún sobre esa posibilidad. Pero Holder, que sería el primer negro al frente de Justicia, es considerado un estrecho aliado de Obama y su nombre sonó desde el primer día como el favorito para ese cargo, por su solvencia y sólida reputación como fiscal.

En contra tiene, sólo, un par de episodios polémicos. Uno es la autorización dada, por orden de su jefa entonces, Janet Reno, para el asalto en 2000 a la casa en la que se encontraba en Miami el niño cubano Elián González. El segundo, potencialmente más delicado en el proceso de confirmación en el Congreso, es su responsabilidad en el perdón para el financiero Marc Rich en los últimos días del Gobierno de Clinton [Rich, acusado de evasión de impuestos y comercio ilegal con Irán, había huido del país].

Éstos y otros aspectos de la biografía de Holder están todavía siendo estudiados antes de anunciarse una decisión. Con Holder, el equipo de transición entra ya en la fase final del proceso para ocupar los cuatro principales puestos del Gobierno. La lista de candidatos se ha reducido considerablemente en todos ellos, pero quedan todavía dudas por resolver y pueden aún transcurrir días o semanas hasta que éstas se despejen.

Para el Departamento de Defensa sigue situado en primera línea su actual ocupante, Robert Gates, cuya gestión ha merecido la admiración de Obama. Pero su entorno sigue revisando el expediente del aspirante y debatiendo sobre la conveniencia de colocar a un republicano y antiguo servidor de George Bush en un puesto de tanta relevancia.

Para el Departamento del Tesoro, que parecía el más urgente de ocupar, las quinielas se han abierto en los últimos días. El primer favorito, Lawrence Summers, antiguo ocupante de ese puesto, ha perdido algunos puntos por el riesgo de que su conflicto con las organizaciones feministas, que le obligó a dimitir como presidente de la Universidad de Harvard, sea resucitado ahora. El nombre de Timothy Geithner, presidente de la Reserva Federal de Nueva York, también parece haber perdido valor, mientras que entran en las apuestas de los medios de comunicación los de otro ex secretario del Tesoro, Robert Rubin, y el gobernador de Nueva Jersey, Jon Corzine.

La incertidumbre ha crecido también en torno a Hillary Clinton y su nombramiento como secretaria de Estado. Las sospechas de que las actividades privadas de su marido, Bill Clinton, que ha hecho una fortuna personal desde que salió de la Casa Blanca pronunciando discursos en el extranjero y asesorando a algunas figuras de controvertida conducta, pudieran perjudicar al conjunto de la Administración de Obama se han presentado como un obstáculo serio.

Fuentes periodísticas aseguraron ayer que, para despejar esas sospechas, Bill Clinton se ha ofrecido a poner a disposición del equipo de Obama todos los datos que crean necesarios. Quizá no sea suficiente. The New York Times informaba ayer que Hillary Clinton está considerando la posibilidad de rechazar la oferta del presidente electo.

Más claro parece, por ahora, el nombramiento para la que puede considerarse la quinta secretaría en orden de importancia, la de Salud y Recursos Humanos, donde la prensa situaba ayer con alta probabilidad a un peso pesado del Congreso, Tom Daschle.

Eric Holder, favorito para el puesto de fiscal general, en junio pasado.
Eric Holder, favorito para el puesto de fiscal general, en junio pasado.AP

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