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Batalla con la Xunta de una mujer con un hijo y un nieto discapacitados

Josefina Iglesia reclama sin éxito una plaza en un centro de día en Bergondo

Siempre había logrado arreglárselas sola. Pero ahora está dispuesta a "acampar con una pancarta ante la Moncloa". Josefina Iglesia Gómez, de 60 años y con un adulto y un menor minusválidos a su cargo, se ha hartado de esperar y exige sus derechos. Hace casi un año que "echó todo el papeleo" para, al amparo de la Ley de Dependencia, lograr ayuda. No quiere dinero, sino tan sólo que su hijo Luis, de 42 años, de los cuales 15 los ha pasado postrado en una silla de ruedas a raíz de un accidente, pueda acudir a clases de informática en el Centro de Promoción de Autonomía Personal de Bergondo, a pocos kilómetros de su domicilio familiar, en Cambre.

La institución, abierta en 2006 por el Imserso, es de referencia nacional pero sin plaza libre. Entre sus 140 residentes -30 a media pensión-, hay mi-nusválidos de toda España. Luis, que estuvo en coma durante meses tras caerse de un quinto piso en 1993, sólo mueve el brazo derecho y depende de su madre para todo. Deprimido, el ordenador en casa, en la que vive también su hijo Luis Miguel de 18 años y con retraso psicomotor, devolvió las ganas de vivir a este hombre con un 95% de minusvalía. Y se había ilusionado con la posibilidad de aprender informática en un centro cerca de los suyos.

"¿Cómo puede ser que los dependientes de Galicia deban irse fuera?", dice Iglesia
La madre ha escrito una carta a Zapatero, hasta ahora sin respuesta

"Yo pido a mi presidente, que aprobó una ley para las personas más afectadas y sus familias, que no engañe a estos enfermos. Cuando se dan cuenta de que no se cumple lo que se les prometió se vuelven insoportables. Al final, la familia paga todo esto", explica Josefina en la carta que envió a Rodríguez Zapatero. Una misiva, hasta el momento, sin respuesta. Su hijo "desde que sabe que no tiene plaza está triste y cerrado a todo", reseña en la carta. "Es dura pero no tanto como lo estoy pasando yo", dice.

"Pequeña, delgada pero con mucho genio y arrebato", según se define, Josefina termina su carta al presidente del Gobierno asegurando que es "madre y abuela dispuesta a luchar por los suyos y sus derechos hasta el final de su vida". Por mucho que ahora se declara "quemadísima", nunca, advierte, se va a "deshacer" de su hijo y de su nieto. Con una minusvalía del 56%, Luis Miguel cursa cuarto de ESO. "Es muy listo para los estudios. Ahora camina más o menos bien, pero es muy infantil. Tiene comportamientos contradictorios, no sabe orientarse", cuenta su abuela.

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Josefina tuvo que dejar hace 15 años su empleo como auxiliar de enfermería en la unidad de lesionados medulares del Complexo Hospitalario da Coruña para ocuparse de su hijo y su nieto minusválidos. Con dos pensiones -la suya y la de su hijo- y el sueldo de su marido, chapista de profesión, se las arreglan económicamente. "Nunca pedimos nada para no quitárselo a otro más necesitado. Ahora tampoco quiero dinero, sólo que mi hijo pueda estudiar en un lugar cercano y adaptado". Con ayuda de la asistente social municipal, Iglesia pidió en vano plaza en el centro de Bergondo.

Desde Vicepresidencia le respondieron que no hay sitio ni posibilidad de obtener ayuda para que alguien lleve y traiga a Luis. "Me dijeron que el problema es que no se puede cumplir esa ley, que se aprobó sin dinero ni personal, y que en Bergondo vienen personas de otras comunidades autónomas porque son plazas concertadas. ¿Cómo puede ser que los de Galicia deban irse fuera?" La mayoría de las plazas de Bergondo son para residentes "que pueden volver a sus casas cada fin de semana y los festivos". Hay otros cinco centros como ése en España. Pero la oferta de la Xunta de buscar para Luis plaza fuera de Galicia no es, para Josefina, digna de mención.

Tampoco es una solución que le envíen una persona para ayudarla una hora al día, como le ofreció el ayuntamiento. "Sólo me entorpecería. Lo único que exijo es que mi hijo pueda estudiar. En 15 años nunca mostrara interés por nada hasta ahora". Josefina Iglesia amenaza en serio, si no hay respuesta de la Moncloa a su carta, a movilizar más familias de grandes dependientes para acudir a Madrid a reclamar sus derechos.

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