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Reportaje:Cumbre en Washington | El debate ideológico

¿Dónde se han metido los neoliberales?

Los economistas que abogaban por desregular el sector financiero se debaten ahora entre admitir su error o defender los mismos postulados

"Es demasiado pronto para pronunciarme". El ex primer ministro chino Zhou Enlai echó mano de la sorna para responder en París a una pregunta sobre las consecuencias de la Revolución Francesa de 1789. No ocurre lo mismo en la primera crisis global del capitalismo. Casi todos los analistas consideran que no es pronto para atribuir la catástrofe a una excesiva permisividad en los mercados aderezado por el exceso de liquidez y la avaricia de unos cuantos superejecutivos de entidades financieras.

Pero la unanimidad no es total. Algunas voces que, ya sea con la etiqueta de neoliberales o de neocons, han apostado en los últimos años por las bajadas de impuestos -sobre todo si beneficiaban a los que más ganan- y por dejar al mercado que campara a sus anchas creen que la falta de regulación no es la culpable.

Sala-i-Martín replica que sin innovación financiera no habría existido Google

"Los demócratas se equivocan al culpar de la crisis a la desregulación de los servicios financieros. En todo caso, este sector ha vivido desde los años ochenta un incremento de reglas", opina Peter Wallison, un destacado miembro del American Enterprise Institute, uno de los think tanks conservadores que en los últimos años han influido más en los despachos enmoquetados del Capitolio, el Pentágono y la Casa Blanca.

Los mismos que se las apañaron en los ochenta, con la llegada de Ronald Reagan y Margaret Thatcher al poder en EE UU y el Reino Unido, para convertir unas ideas muy minoritarias en dogma dominante que contagió hasta a los Gobiernos de centro-izquierda se ven ahora obligados a recolocarse ante la nueva coyuntura. La frase de Thatcher que certificaba que la sociedad no existe se convirtió en su grito de guerra. Unos, los menos, admiten ahora haber cometido algún error y apuestan por cambiar el chip. Pero la mayoría considera que el problema no ha sido la adopción de medidas liberales, si no su aplicación incorrecta.

"Me he pasado al otro bando", reconoce Rafael Pampillón. De donde venía este doctor en Economía es del bando de los que recomiendan siempre desregular e introducir más mercado. Pampillón señala que ha fallado la supervisión bancaria y que el sistema de incentivos para colocar hipotecas a todo coste ha causado serios perjuicios.

"No vamos a un sistema distinto del capitalista. Pero el enfermo tiene que salir de la UVI y es necesario una medicina muy, muy cara. Hay que bajar los impuestos para que las familias puedan consumir y ahorrar más; y aumentar el gasto público", añade. ¿Y de los resabios de su antigua ideología? "Es verdad que el sector privado es más eficiente, pero no es momento de pensar en eficiencia. Es un momento trágico".

Entre los autocríticos destaca uno por encima de todos. El hombre antes considerado como gurú intocable y responsable de la época de mayor bonanza de la historia, y al que ahora se apunta como el culpable del naufragio que vivimos: el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan.

A muchos supieron a poco las palabras que pronunció el pasado mes en el Capitolio, pero el reconocimiento de que se equivocó "parcialmente" al valorar los riesgos asociados a los derivados (productos financieros cuyo valor se basa en el precio de otro activo) sonó como el anuncio del final de una época.

Y si Greenspan infravaloró los riesgos de mantener los tipos de interés bajo mínimos entre 2002 y 2004 y de promover productos de ingeniería financiera no fue por falta de avisos. Uno le llegó del inversor y multimillonario Warren Buffet, que hace cinco años definió los derivados como "armas financieras de destrucción masiva que entrañaban peligros que, aunque estén latentes, pueden llegar a ser mortíferos".

El catedrático de la Universidad neoyorquina de Columbia Xavier Sala-i-Martín, un convencido de las bondades de la economía liberal de mercado, niega que el problema radique en la falta de regulación. "Las dos instituciones más reguladas del planeta, Freddie Mac y Fannie Mae, son las que primero se han venido abajo. Y los dos sectores con más problemas, el inmobiliario y el bancario, son los que más normativas tenían. No es que no hubiera regulación, sino que estaba equivocada", opina.

Sala-i-Martín detecta el peligro de que los gobernantes se lancen ahora a tomar decisiones que podrían haber impedido esta crisis -ya inevitable-, pero que no lo hará con las próximas, ya que no saben por dónde van a venir.

"La innovación financiera ha funcionado bastante bien. Se ha prestado dinero para crear Google, Microsoft, y Facebook, empresas que un sistema bancario tradicional nunca habría financiado. No veremos la segunda generación de googles si se crea un sistema con demasiada aversión al riesgo. No se puede tirar el sistema a la basura".

Sala-i-Martín, premio Juan Carlos I de Economía en 2004, defiende un sistema bicéfalo con una banca tradicional que financie actividades seguras y garantizada por el Gobierno, y un segundo brazo inversor de alto riesgo, con una regulación mínima, y capaz de innovar. "Sin este sector, no se financiarán nuevas tecnologías", concluye.

Pedro Schwartz prefiere desligarse de las etiquetas: "La ideología es bastante pesada. Facilita las pinturas en blanco y negro", comenta. Este liberal convencido apunta a los tipos de interés excesivamente bajos como los responsables. Schwartz niega que las soluciones que se están planteando (bajadas de tipos y aumento del gasto público) vayan a sacarnos del agujero, y pone el ejemplo de Japón en los años ochenta. "Dicen que hay que volver a Keynes. Pero dudo mucho que Keynes aprobara estas medidas. Hay que pasar por una pequeña recesión, de la que saldremos", concluye.

En España, los políticos han aprovechado la coyuntura para reafirmarse en sus trincheras. Mientras los socialistas han culpado de la crisis a "la revolución conservadora de Thatcher y Reagan a la que se subió Aznar", la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, recomendó para salir de la crisis "las recetas liberales clásicas: austeridad en el gasto público y bajada de impuestos".

Lo indudable es que las decisiones, o indecisiones, de unos Gobiernos que presumían de liberalizar todo lo que tocaban van a salir caras a sus ciudadanos. Los planes de rescate aprobados en Europa y EE UU rozan ya los tres billones de euros. Y la duda es si, cuando las cosas vuelvan a ir bien, estos mismos Gobiernos bajarán impuestos a las empresas, siguiendo el dogma liberal de que si ellas tienen beneficios, éstos llegarán a toda la sociedad.

El ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan, en su intervención en la Cámara de Representantes del pasado 23 de octubre.
El ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan, en su intervención en la Cámara de Representantes del pasado 23 de octubre.AP

... y ahora

- Alan Greenspan (octubre de 2008): "Estoy conmocionado por la magnitud del maremoto crediticio. Me equivoqué parcialmente. La crisis es más grande de lo que podría haber imaginado nunca ".

- Henry Paulson (noviembre de 2008): "He llegado a la conclusión de que la medida más eficaz y más rápida para mejorar el mercado de crédito es entrar en los bancos comprando sus acciones".

Antes decían...

- Alan Greenspan (2003): "Los derivados han sido un vehículo extraordinariamente útil para transferir el riesgo de las personas que no deberían asumirlo a las que están dispuestas y son capaces de hacerlo. Sería un error regular estos productos".

- Henry Paulson: El secretario del Tesoro de EE UU, nombrado en 2006, se pronunció al principio de su mandato en contra de la "excesiva regulación" del sector financiero.

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