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Cuba sobrevive a un tercer huracán

El Gobierno temía mayores daños en una economía devastada por los ciclones

Cuba se salvó milagrosamente del huracán Paloma. El peligroso ciclón, de categoría tres cuando el sábado entró a la isla por la costa sur de Camagüey, se convirtió en una tormenta de baja intensidad a las pocas horas de azotar la región oriental del país. Pese a ello, provocó daños de consideración e inundaciones en poblaciones cercanas a la costa, sobre todo en la localidad de Santa Cruz del Sur, donde el mar penetró más de un kilómetro y medio y destruyó cientos de casas. El golpe es menor del esperado y limitado a unos pocos municipios, pero se suma a la catástrofe provocada hace dos meses por los ciclones Ike y Gustav, que dejaron pérdidas valoradas en más de 8.600 millones de dólares (unos 6.700 millones de euros), aproximadamente el 17% del PIB de la isla.

La tormenta Paloma golpea la isla tras el catastrófico paso del Gustav y el Ike

La llegada del huracán Paloma provocó pánico en Cuba, cuando el país apenas comienza a recuperarse de la destrucción de los huracanes que arrasaron la isla en agosto y septiembre, que han puesto a la frágil economía cubana contra la pared. En 10 días, 63.000 casas se derrumbaron totalmente, otras 380.000 sufrieron graves daños y unas 200.000 personas quedaron sin techo. La red de distribución eléctrica fue duramente golpeada, hasta el extremo que todavía hoy no se ha restablecido al 100%. En la agricultura, la pérdida del 30% de los cultivos se ha traducido en un grave desabastecimiento: la comercialización de vegetales y viandas cayó en un 80% en septiembre.

Al principio, las autoridades temieron que el Paloma fuera la puntilla y devastara viviendas, infraestructuras y cosechas que resistieron el paso de Ike, o que se habían empezado a rehabilitar en las últimas semanas en la zona oriental.

Sólo en Camagüey, el Ike destruyó en septiembre 10.000 viviendas y afectó a otras 100.000, cerca del 40% del fondo habitacional de la provincia. En muchos lugares todavía la ayuda del Gobierno no ha llegado, o no ha llegado a todos, y miles de personas siguen albergadas en instalaciones provisionales. Las necesidades son inmensas y los recursos muy limitados.

Tres potentes huracanes en poco más de dos meses hubieran sido demasiado. Felizmente, Paloma no fue otro ciclón devastador a escala nacional, como se temía, aunque en el sur de Camagüey sí provocó importantes daños. Donde más, en el poblado de pescadores de Santa Cruz del Sur, donde impactó de lleno el ojo del huracán el sábado por la noche y se tragó cientos de viviendas. Hace justamente 76 años, el 9 de noviembre de 1932, este pueblo despareció del mapa tras el paso de un huracán de categoría cinco, la máxima en la escala Saffir-Simpson. Murieron 3.000 personas, en la peor tragedia registrada en Cuba en este tipo de catástrofes.

El oriente de Cuba se salvó de la pesadilla gracias a las condiciones meteorológicas, y específicamente a la llegada de un frente frío que desintegró el ciclón a las pocas horas de tocar tierra. De cualquier modo, la defensa civil cubana evacuó a cientos de miles de personas, que ayer comenzaron a regresar a casa. Por delante queda ahora un duro invierno. La escasez, y las verdaderas consecuencias del Ike y el Gustav, recién comienzan.

Una calle de la localidad cubana de Santa Cruz del Sur tras el paso del huracán Paloma.
Una calle de la localidad cubana de Santa Cruz del Sur tras el paso del huracán Paloma.ASSOCIATED PRESS

Tres tempestades

30 de agosto. Gustav. Arrasó la isla de la Juventud y Pinar del Río. Provocó daños en más de 150.000 viviendas.

8-10 septiembre. Ike. Entró por la costa de Holguín. Causó siete muertos y daños en más de 300.000 hogares.

9 de noviembre. Paloma. Se ha cebado con Camagüey. No dejó grandes pérdidas.

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