_
_
_
_
Reportaje:

'Tuppersex' en la Casa Casares

La nieta del ex presidente republicano critica el uso que da a la casa de su abuelo el Ayuntamiento de A Coruña

"Lo que un diccionario define como museo no es muy adecuado para hacer allí según qué cosas. Esta es una sociedad plural y se puede hacer de todo, pero cada cosa en su lugar". Las quejas de Esther Varela Casares, la única descendiente directa viva del que fue presidente de la II República Santiago Casares Quiroga, se dirigen contra una sesión de tuppersex ("en la que puedes explorar las posibilidades que nos ofrecen los juguetes sexuales en el placer", según el folleto de la Concellería de Mocidade) en la que fue vivienda de su abuelo, recuperada y restaurada por el Ayuntamiento de A Coruña.

"No he hablado de momento con nadie sobre el asunto, ni con el Ayuntamiento, porque yo no me quejo, rumio como las vacas", asegura esta mujer de 75 años, que conserva el sentido del humor que se atribuía a su abuelo. Esther Varela asistió en abril de 2007 a la inauguración de la Casa Museo de Casares Quiroga, de la que apenas recordaba nada porque tenía tres años cuando estuvo en ella por última vez. "Entonces el alcalde dijo que se consagraba a la memoria de mi abuelo", murmura. La descendiente de la mayor de las hijas del político republicano asegura que se enteró del hecho el pasado martes "por unas amigas".

El Ateneo Republicano de Galicia insertó hace una semana en toda la prensa local un anuncio de media página en el que acusaba al BNG (que gestiona las áreas de Cultura, de las que depende la Casa de Casares Quiroga, y Mocidade, organizadora de la actividad cuestionada) de realizar actos que nada tenían que ver con la memoria de su primer propietario, a la vez que criticaban al alcalde, el socialista Javier Losada, por inacción. En la Casa Museo no queda mucho de Casares, porque la vivienda fue expoliada en julio de 1936, y lo que no fue quemado, fue directamente robado, según reconoce su nieta: "Lo único que quedó son cosas que figurarían en un trastero". En la planta baja hay una sala de exposiciones temporales, en la primera está el museo y en la segunda, una sala para conferencias.

"La Casa Casares es un espacio abierto a todo aquello que tenga que ver con los valores de la libertad y la solidaridad. Allí organizaron exposiciones el Ateneo Republicano, la Comisión de la Memoria Histórica y la última, el homenaje que le hizo el PCG a los luchadores antifranquistas Seoane y Gayoso", afirma la concejala de Cultura, María Xosé Bravo. "Una asociación concreta no puede pretender monopolizar un edificio municipal de tres pisos, y en todos los museos del mundo se organizan todo tipo de actos. Además, contribuimos a difundir la figura de Casares, el número de visitantes se ha duplicado este año", asegura la responsable de Mocidade, Ermitas Valencia. El polémico tuppersex, una única sesión de dos horas en horario nocturno, forma parte de una serie de 46 actividades para jóvenes -desde los secretos del cubo de Rubik hasta los bailes latinos, los juegos malabares o los digitales- organizadas en 17 localizaciones en horario de tarde-noche con el patrocinio de la Dirección Xeral de Xuventude. Además de la discutida iniciación a los gadgets sexuales, en la Casa de Casares se celebraron sesiones de conversación en italiano y talleres de cortometrajes y documentales.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_