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Reportaje:

La seducción del cacao

La Muestra del Chocolate abre sus puertas en el paseo de Lluís Companys

Los niños del colegio Sagrada Familia de la calle de Urgell de Barcelona esperan ansiosos en la entrada y empiezan a gritar cuando se abre paso una gran tarta coronada por una media luna de chocolate. Mucho ha cambiado desde que los Reyes Católicos rechazaron, por su sabor amargo y picante, las muestras de cacao que les trajo Colón del Nuevo Mundo. Tanto que el Gremio de Pastelería de Barcelona inauguró ayer la cuarta edición de la Muestra del Chocolate y el Cacao, que podrá visitarse hasta el domingo en el paseo de Lluís Companys.

El recinto exhibe los productos de más de 30 empresas, la mayoría de ellas artesanales y catalanas, aunque alguna ha llegado hasta aquí transitando caminos casi tan fortuitos como los de Colón. Ochinai llegó de Japón hace 25 años con un contrato de trabajo de un mes para vivir con su novia de Molins de Rei, pero añadiendo productos como el té verde o el sake al chocolate ha conseguido hacerse un hueco. No es lo único exótico, porque en la muestra hay casi de todo: chocolates clásicos, pero también combinados con pimienta, maíz y sal, aceitunas negras, pastillas Juanola, guindilla, menta picante o patatas chip, y para los más castizos, montadito de manitas de cerdo con salsa de chocolate.

Una de las nuevas creaciones es una trufa que produce un efecto eléctrico

Los niños pueden disfrutar con la cantante Lucrecia, madrina de la feria, y tienen un espacio propio en el que, tras mojar brochetas de bizcocho y frutas en una fondue de chocolate, se les recuerda que después de comer dulces hay que lavarse los dientes porque el azúcar corroe los dientes.

Pero otro día, porque aquí se quedarán sorprendidos con los tratamientos corporales con cacao y la pintura con chocolate. "La grasa del cacao hidrata la piel y sus antioxidantes tienen un efecto energético, aunque el olor del cacao también puede relajar", dice una esteticista que acaba de retirarle una mascarilla de cacao a un visitante. Sid Chidiac es un pintor que hace más de 15 años, buscando la originalidad que le permitiera destacar en Nueva York, decidió pintar retratos con chocolate. Ayer empezó uno de Picasso que acabará el domingo. "En mis exposiciones en Nueva York y también en París, donde pensé que eran más amantes del arte, descubrí a personas que rascaban mis pinturas con las uñas para comprobar que era chocolate, pero aquí voy a vigilar desde el principio", comenta con una sonrisa.

El domingo se conocerá el ganador del concurso en el que se elige al mejor maestro artesano chocolatero de España, que empezó ayer con el modernismo como tema, y también se premiará el mejor cruasán con mantequilla. Además, las actrices del musical Mamma mia! interpretarán fragmentos de la obra.

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Ayer se presentó otra de las novedades de este año: la trufa eléctrica, una combinación de chocolate negro y una flor tropical que, según sus creadores, de la Escuela de Pastelería, produce una sensación eléctrica que hace salivar y abre el paladar. Por supuesto, para seguir comiendo chocolate.

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