"No hay infraestructura para el ocio nocturno", aducen los hosteleros

El macrobotellón de la madrugada del domingo en Vitoria tenía como objetivo pedir el retraso en el cierre de los bares del Casco Viejo de la ciudad, previsto para la 1.30 por la normativa del Gobierno vasco. El conflicto viene de lejos, pero hasta hace un fin de semana el Ayuntamiento de Vitoria venía haciendo la vista gorda, limitándose a sancionar a los locales. "Los bares ya casi contamos con una partida reservada en el capítulo de gastos", reconocen Alejandro y Txus Tejado, responsables de los populares locales El 7, de la calle Cuchillería, y Virgen Blanca, en la plaza del mismo nombre.

Ambos insisten en que la normativa es "irreal", que va en contra de los hábitos de la juventud de la capital alavesa. "No hay infraestructura para el ocio nocturno y cerrar a la una y media supone empujar a los jóvenes al botellón en la calle y al consumo descontrolado en las lonjas, en lo que es un ocio mucho menos socializado".

Fernando Álvarez, del restaurante Rosi, en la Herreria, con más de 20 años en experiencia en el Casco Viejo, insiste en que detrás de esta presión para el cierre se encuentran, más que los vecinos, "los pubs y discotecas, que acusan de competencia desleal a los bares". Fernando estima que los responsables de estos establecimientos han influido para que el Ayuntamiento envíe a la policía local a presionar a los bares.

Fernando, como Alejandro y Txus, se desvinculan del ataque vandálico, tal y como comunicó ayer la asociación de hosteleros del Casco Viejo, que recordaron que Periscopio, es una "muestra cultural de primer orden que cuenta con el decidido apoyo de algunos hosteleros de la zona", en referencia a la participación de 79 establecimientos comerciales (varios de ellos, bares) en el certamen.

Los hosteleros recordaron que atraviesan por una situación económica "difícil". "No cabe duda de que la imposición del horario de cierre puede conllevar también recortes en el capítulo de personal", apunta Alejandro Tejado.