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El fiscal pide 21 años para un miembro de AMI

Ugío Caamaño, militante de la Asambleia da Mocidade Independentista (AMI), reconoció ayer en la Audiencia Nacional que fue él quien puso la bomba que estalló en una sucursal bancaria de la plaza de Galicia de Santiago el 23 de julio de 2005. Caamaño, que supuestamente cometió el atentado junto a la activista del mismo colectivo Xiana González, aseguró que no pretendía hacer daño a nadie, y que, por esa razón, colocó un cartel sobre el artefacto que decía "Perigo: bomba". El fiscal pide para él 21 años de cárcel y 19 para su compañera.

Los dos acusados fueron detenidos el día del atentado después de que la policía sospechara de ellos al estar muy abrigados en pleno verano. Caamaño llevaba una peluca y una visera, además de varias bolsas y ropa de abrigo, y cuando los agentes le pidieron la documentación, presentó un permiso de conducir falso, por lo que decidieron arrestarlo. Luego reveló su verdadera identidad y avisó de que había colocado la bomba y que iba a estallar una hora y 20 minutos más tarde, lo que permitió a los agentes desalojar la zona.

El presunto terrorista reconoció ayer los hechos ante la Sección Primera de la Sala Penal de la Audiencia, presidida por el magistrado Javier Martínez Lázaro. "No quería hacer daño a nadie", aseguró Caamaño a preguntas de su abogado. "Por eso expliqué a la policía donde estaba la bomba", añadió. El acusado también admitió que cuando fue detenido tenía un carné de conducir falso, pero afirmó que no lo usó y que confesó su verdadera identidad.

"No sé qué contestarle"

A Xiana González, que a diferencia de Caamaño no reconoció los hechos, la fiscal le preguntó si defendía la violencia como método para alcanzar la independencia de Galicia. Su primera respuesta fue: "Es una pregunta muy general". Cuando la fiscal aclaró que por violencia entendía poner bombas, la acusada respondió: "La verdad, no sé que contestarle". González, que fue vista por varios policías junto a Caamaño y cargando la bolsa con la bomba, aseguró que se encontró por casualidad con su presunto compañero y que lo conocía de la universidad.

El fiscal considera a ambos acusados autores de estragos terroristas y de utilización ilegítima de vehículo de motor, ya que Caamaño y González se ayudaron de un coche robado al que cambiaron la matrícula para preparar el atentado.

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