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"Entre el 15 de julio y el 15 de agosto es el desierto"

Miquel Alberola

Los meses buenos tradicionales para los hoteles de Valencia son febrero, marzo, abril, septiembre y octubre. La celebración de la Copa del América, con sus distintas series de regatas, rompió ese esquema. La judicialización del evento, y con ella la imposibilidad de celebrar las prerregatas en 2008 y la final en 2009, truncó las expectativas de la gran hotelería.

La celebración del Gran Premio de Fórmula 1 el pasado verano ayudó a paliar la situación. La F-1 "provocó un lleno histórico con precios históricos", según Unión Hotelera, aunque para el director de un importante hotel "no es el negocio de la gallina de los huevos de oro".

Este directivo critica que no se explotara el potencial de mercado que tiene la F-1 tras la competición (visitas a boxes, merchandising...) y que los seguidores se encontraron al día siguiente del Gran Premio con el circuito cerrado y "sin que se pudiese visitar nada". "Y además no limpiaron", añade el presidente de Unión Hotelera, Miguel Ángel Fernández. "Cuando haces la cultura del evento, hay que proyectarlo en su preparación, ejecución y posventa, de lo contrario algunos se van a enterar de que lo que has montado es una falla", incide Fernández.

El director del gran hotel deplora que Valencia esté vacía: "Entre el 15 de julio y el 15 de agosto es el desierto". "Y menos mal que está la Operación Paso del Estrecho, porque Valencia está en el intermedio de algunos viajes y se ven obligados a pernoctar", añade. También echa en falta que se exploten otros potenciales que tiene la ciudad para hacerla atractiva al turista como la gastronomía o el atractivo de barrios como El Carme y El Cabanyal. "La ciudad se abandona los fines de semana y el turista, que ya ha visitado la Ciudad de las Ciencias, ya no sabe qué hacer", refiere.

Fernández coincide en que la ciudad tiene muchos potenciales por explotar. Y reivindica un plan para que aquellos recursos públicos en los que se ha invertido mucho dinero y tienen atractivo, pero no valor turístico, se pongan en marcha. Así, cita una posible visita turistica guiada del Palau de les Arts, que a su juicio se convertiría en el principal atractivo turístico de la ciudad. O la visita reglada de la Plaza de Toros, que para un extranjero supone un gran atractivo. O la oferta museística, que considera espectacular y poco conocida. "Lo que hay aquí supera con creces a lo que hay en Amsterdam y en Edimburgo", desafía.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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