La crisis financiera y las cajas de ahorro
Desde hace ochenta años, la comunidad internacional de las cajas de ahorro celebra el Día Mundial del Ahorro el 31 de octubre de cada año. No es por ello sorprendente que en el entorno de esa fecha se realicen actividades conmemorativas y se publiquen artículos y estudios que hablan de la importancia del ahorro y del papel de las cajas de ahorro en su tarea de intermediación.
Los españoles tenemos un extraño síndrome con el ahorro. Mientras el 75% de los ciudadanos adultos valora positivamente la actitud de ahorrar y lo considera como algo necesario para conseguir lo que uno desea en la vida, solo el 65% ahorra en realidad. Seguramente hay muchas familias que se sienten frustradas porque el nivel de su renta no les permite realizar el ahorro que quisieran.
Es bueno saber que la banca tradicional que las cajas practican es la menos afectada por la crisis actual
Por otra parte, la economía española necesita con urgencia elevar su tasa de ahorro para reducir su endeudamiento exterior y sanear las cuentas financieras de las familias y empresas. Yo creo que un reto importante de la política económica de los próximos años es hacer atractivo y posible a nivel familiar lo que es imprescindible a nivel macroeconómico: aumentar su ahorro.
La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) acaba de publicar su tradicional previsión del ahorro para el conjunto del año 2008. Cinco mensajes presentan el mayor interés:
1º. La tasa global del ahorro nacional con respecto al PIB disminuye en 1,5 puntos. Lo que no es buena noticia.
2º. El ahorro privado aumenta 2 puntos de PIB (los hogares elevan su ahorro en 0,4 puntos, y las empresas, en 1,6 puntos, y, sin embargo, las administraciones públicas reducen su tasa ahorro en 3,5 puntos de PIB como reflejo de la menor recaudación impositiva y el aumento de los subsidios de paro.
3º. Las necesidades de financiación global de la economía española se reducen en 0,3 puntos, ya que, a pesar de que la tasa de ahorro nacional sea menor, también será menor en 1,2 puntos la cuota de inversión nacional.
4º. En 2007, el ahorro privado cubría el 51,7% de la inversión privada. En 2008, ese porcentaje se eleva al 62% por el efecto combinado de la mayor tasa de ahorro privado y la reducción de la tasa de inversión privada. Otra mala noticia, esta última, para la economía nacional.
5º. En la colocación del ahorro financiero de las familias se prevé para el año 2008 en su conjunto un aumento del efectivo y depósitos, y en menor medida, de valores de renta fija y fondos de pensiones, en detrimento de las inversiones en acciones y participaciones en fondos de inversión.
Las cajas de ahorro españolas siguen liderando la actividad bancaria de concesiones de créditos y captación de recursos ajenos en el interior de España. Pese a la crisis, en la que la tasa de morosidad inevitablemente se eleva, sus recursos propios representan más del 6,6% de los activos totales medios, mostrando una gran solvencia.
Algunos recalcitrantes defensores del más puro sistema capitalista no pierden ocasión para anatematizar a las cajas de ahorro. Las cajas, en tanto que fundaciones -empresas con una misión social-, les resulta, a tales personas, entes molestos fuera de sus rígidas coordenadas de empresas con estructura societaria.
Es obvio que la banca mundial, tenga la forma que tenga, no está pasando por su mejor momento. Las medidas adoptadas por los gobiernos de la Unión Europea, por la Reserva Federal y por los bancos centrales para apoyar la liquidez y solvencia del sistema bancario atestiguan las graves dificultades que se están viviendo en todos los países, con la consiguiente transmisión hacia la economía real.
Cuando en foros y tertulias se comentan las horas bajas de tal o cual banco, siempre hay alguien que, chasqueando los dedos, lanza su viciado mensaje: "¡Pues anda que las cajas! ¿Qué me dices de las cajas de ahorro?". No pierden oportunidad. A continuación, y bajando la voz, como si de una primicia informativa se tratara, se enumeran ocho o diez con pretendidos problemas y se anticipan fusiones que aún no están ni en la mente del Padre Eterno o que, bien al contrario, se barajaban ya mucho antes de la crisis.
No es seguramente el momento de alardear de una firmeza financiera que se tomaría, seguramente, como símbolo de confirmación de debilidad. Pero hay dos hechos ciertos.
1º. Las cajas españolas no presentan, como grupo, especiales riesgos ni problemas que se salgan de lo normal y que no puedan ser capeados con los instrumentos y la estrategia habituales en una situación de crisis generalizada.
2º. Le pese a quien le pese, la última encuesta de Funcas sobre la imagen de las cajas de ahorro vuelve a decir que al 80% de los españoles le parece bien la coexistencia de bancos y cajas con su actual naturaleza fundacional.
Creo que es bueno recordar que la sanción del mercado en la actual crisis no ha ido precisamente contra el tipo de banca que siempre han practicado las cajas, minorista y de proximidad, sino contra los negocios sofisticados, de oscura distribución incontrolada de riesgos, que ha venido caracterizando a la banca de inversión, o contra quienes anuncian la práctica de una "banca fresca" y que, además de "frescos", son, al no tener oficinas, parasitarios del sistema bancario convencional.
Algunos ejemplos pueden ser ilustrativos. Las cajas de ahorro británicas -las decanas en el modelo que inspiró a las españolas- nacieron en 1810, vivieron 185 años ejercitando su tarea dual financiera y social hasta que un mal entendido sentido de la privatización las condujo al grupo Lloyd's, justamente uno de los más afectados por la crisis y que está entre las instituciones que ha debido sanear el Gobierno británico.
La que fuera la mayor caja de ahorros del mundo, la de Lombardía (Cariplo), se integró cuando la ley Amato decidió en 1990 practicar el absurdo scoporo, que hizo desaparecer a las cajas italianas, en el grupo Intesa-Sanpaolo. Hoy la "privatización" de la que fuera una gran caja la ha llevado a una entidad más de las intervenidas por el Gobierno italiano ante su insolvencia.
Otro ejemplo más, el grupo Fortis, recientemente apoyado financieramente por Benelux ante su amenaza de insolvencia, tiene en su base la antigua Caisse d'Epargne Generale et de Retraites, creada en 1865 y adquirida por Fortis en 1995. Ciento treinta años de trayectoria financiera con misión social, sin sobresaltos, para caer en 13 años víctima de la crisis financiera internacional.
Muy recientemente nos llegaba la noticia de que el Gobierno holandés inyectaba 10.000 millones de euros para consolidar a ING.
Los ejemplos se pueden multiplicar porque incluso la norteamericana Washington Mutual, otra de las entidades que se ha llevado por delante la última riada, dejo de tener su naturaleza mutualista que podía parecerse a una caja en 1983.
En suma, más allá de problemas vacuos de naturaleza jurídica que suelen encubrir intereses poco claros, si algo ha demostrado la crisis financiera que padecemos, aparte de la dimensión global de su posible solución, es que la actividad bancaria del futuro tendrá que discurrir por los cauces de instrumentos financieros más sencillos, de naturaleza minorista, de talante relacional. Vamos, la que las cajas de ahorro españolas vienen desarrollando desde hace 173 años.
Los tiempos no están precisamente para inútiles jactancias, pero es bueno saber que la banca tradicional que las cajas practican es la menos afectada por la crisis financiera. Como también es bueno constatar que finalmente se haya entendido que la solución de una crisis de esta naturaleza sólo puede abordarse con un esfuerzo de coordinación global. Esperemos que se termine entendiendo pronto algo parecido respecto a la crisis real que subyace a la financiera acentuada, aunque no causada por ésta, y que al fin de cuentas será el hueso más duro de roer para la política económica global de los próximos años. Seguramente no es políticamente correcto decirlo, pero la necesidad de una política fiscal activa, una vez que la "salvación" del sistema financiero se vaya logrando, se hace, por días, más evidente. ¿También en esto esperaremos hasta el último minuto? Con las expectativas empresariales de los últimos tiempos, ¿seguiremos esperando el reajuste automático? ¿Hasta qué valor de la tasa de paro?
Victorio Valle es director general de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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