Florida gira hacia los demócratas pese al exilio cubano
La ola de cambio amenaza el escaño de los congresistas republicanos del Estado
Florida, que ha sido fiel a George W. Bush, parece apostar ahora por Barack Obama. Y la ola va más allá del candidato: las encuestas auguran incluso la derrota histórica de dos de los tres congresistas estatales republicanos: los hermanos Díaz-Balart.
Si al final se cumplen estos augurios, será "a pesar del voto cubano", que favorece a John McCain según los datos más recientes. La fidelidad tradicional cubana a los republicanos -y a los Díaz-Balart- parece a prueba de fuego y de cualquier crisis, pero el crecimiento de otras comunidades y del voto joven, harto de las viejas políticas, predicen un giro.
Una encuesta muy significativa hecha en Miami a pie de urna en las largas colas de votantes anticipados dio ayer mismo resultados elocuentes. La empresa Bendixen entrevistó a 8.600 votantes en 18 de los 20 colegios electorales entre el 20 y el 29 de octubre. El 61% de los encuestados dijo votar por Obama, frente al 39% por McCain. Pero entre los hispanos aún ganó el senador republicano por 53% a 47%, fundamentalmente gracias a los cubanos, la mayoría del censo, que en un 69% optó por McCain. Pero entre los jóvenes, tanto de origen cubano como hispanoamericano, nacidos en EE UU, así como los anglosajones, Obama arrasó: 72% contra 28%. Entre los afroamericanos, el apoyo demócrata ascendió al 98%. Y entre los judíos, tradicionalmente demócratas, fue del 85%.
La intención del voto joven, el que ha llegado más recientemente de la isla, está cambiando día a día como consecuencia de aperturas como los viajes y el envío de dinero. Su decisión parece anunciar la derrota que pronostican las encuestas de los hermanos Díaz-Balart. La tercera congresista republicana en liza, Iliana Ros-Lehtinen, resiste mejor quizá sólo porque su rival es de origen colombiano y tiene menos experiencia.
En todo caso, palabras como socialismo son aún tabú para los cubanos cuando están a punto de cumplirse 50 años de Revolución. Por eso, muchos de ellos desconfían de los cambios y siguen alineados con la vieja guardia del exilio más duro anticastrista. Las propuestas de Obama, que resultarían moderadas en Europa, suponen la apertura de un camino peligroso.
"Yo he luchado siempre contra el comunismo, me tuve que ir de Cuba para que no me mataran y en busca de libertad. Soy anticomunista como una de mis premisas a estas alturas de mi vida y no quiero saber nada de algo que se le parezca", subraya el septuagenario Adolfo, que defiende el legado de Bush y confía en el senador McCain. La mayoría de esta generación de exiliados teme que Obama negocio con el régimen cubano y acabe legitimándolo.
Pero también hay excepciones y no sólo entre los jóvenes. Como el sexagenario Roberto: "Ya está bien de chocar contra la pared. Aunque Obama sea negro -un prejuicio que existe pero que muchos no dicen porque no está bien visto- siempre será mejor que el desastre de estos ocho años y que poco podrá o querrá cambiar McCain".
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