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Entrevista:ANA ALONSO | Presidenta de la Federación Andaluza de Mujeres Empresarias | Mujeres en vanguardia

Empresas con poesía

Se casó muy joven. Tan solo tenía 19 años. Vestía una larga túnica hippy, la rubia melena al viento. El novio lucía uniforme de capitán de la marina mercante. La boda fue sencilla. A la novia no le gustaban las bodas espectáculo.

Del altar saltó al barco. Pasó largos meses de travesía con muchos libros en sus manos. Le gustaba la poesía. Neruda, Whitman, Machado, Alberti. Quizá cuando se topara con estos versos del poeta americano pensaría en su padre: "¿Por qué he de rezar? / ¿Por qué he de inclinarme y suplicar?".

Porque el padre de Ana Alonso Lorente era un anticlerical convencido. Todo lo contrario de su madre, católica de rosario diario. Pero la discrepancia en materia religiosa de sus padres iba a ser beneficiosa para la hija. Así lo recuerda Ana:

"Rechazo la doble moral y la hipocresía. Los que se divorcian, pero están en contra"
"Nos invitan a los foros, pero no somos las diseñadoras de los proyectos"

-Esa disparidad se llevaba en casa con respeto y mucho humor. Y gracias a ella aprendí los registros democráticos. Los dos respetaban el espacio del otro.

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En ese ambiente nació Ana Alonso en Guadix (Granada), hace 52 años. Allí pasó una infancia feliz, jugando con los trenes. Su padre era jefe de estación y la mayor de los cuatro hijos pensaba entonces que los trenes eran de su padre, porque "cuando veía que no íbamos a llegar a tiempo, retrasaba la salida del tren".

Ha terminado su intervención en el III Foro hispano marroquí de empresarias. Sentada en una amplia sala del Palacio de Congresos de Cádiz, antigua Fabrica de Tabacos, echa la vista atrás para rememorar la trayectoria de aquella niña que jugaba con los trenes y se convirtió en una empresaria de éxito y presidenta de la Federación Andaluza de Mujeres Empresarias (FAME).

Con sentido del humor, recuerda cómo su padre, tan anticlerical, la llevaba al colegio católico de la Divina Infantita, regentado por monjas de la orden Esclavas de la Inmaculada Niña, situado frente al palacio Arzobispal, junto a la catedral de Guadix.

-¡Ahí mi padre quedó en franca desventaja! Pero es que no era ningún fundamentalista.

La vida de Ana Alonso cambió cuando su padre fue trasladado a El Puerto de Santa María. Era una adolescente con poco más de 13 años cuando llegó a la bahía de Cádiz. "Encontré una ciudad abierta, permisiva y dinámica, mirando al mar, lo que hace a las ciudades más cosmopolitas".

Terminó el bachiller. Se casó jovencísima. Se embarcó con su marido durante cuatro largos años. Tuvo su primera hija. Recorrió mundo. Con 23 años, el matrimonio regresó a puerto. El marido se convirtió en un marinero en tierra, que tenía a Rafael Alberti de convecino. Ana llegó a tratarlo: "Era un conversador extraordinario, nada interesado en lo mundano, entrañable". Recuerda cómo le explicaba en tierra los poemas que no había entendido en la mar. "Me contaba cómo nació Canción 8, en el exilio de Buenos Aires. Viendo entrar los barcos españoles en el Mar de Plata escribió aquello de "hoy las nubes me trajeron / volando el mapa de España...".

-Con todos estos antecedentes, usted debería ser de izquierdas...

-¿Y quien ha dicho que no lo soy? -responde con rapidez al tiempo que sonríe abiertamente.

Tocado. Pero sus biografías y sus intervenciones públicas no aportan luz sobre el tema. "Como presidenta de las empresarias de Cádiz y de Andalucía, debo respetar todas las ideologías. Soy demócrata convencida, lo que no quiere decir que no tenga ideología, que la tengo".

Ana Alonso se define como "progresista y nada conservadora, absolutamente nada". Aún conserva su fe en el pacifismo hippy: "Sigo creyendo que es posible un mundo más transitable y sostenible". En su día defendió el divorcio. "Y no entiendo como los que están en contra se divorcian. Rechazo la doble moral y la hipocresía". ¿Aborto?: "Es una solución terrible para la mujer y un fracaso de la sociedad. Pero nadie debe ser guardián de la conciencias de otros. La ley del aborto permite resolver casos dramáticos y no obliga a quienes tienen criterios morales distintos".

Al regresar a El Puerto, Ana se vio obligada a compatibilizar tareas, como tantas otras mujeres: tuvo una segunda hija, trabajaba en un centro de planificación familiar y estudiaba Psicología en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). "Siempre me interesé por las cuestiones sociales. Me gusta escudriñar, interpretar. Tengo buenas facultades para ponerme en el lugar de otras personas, infundirles confianza".

Tras licenciarse, fundó su primera empresa, Psicas (Psicólogos Asociados), dedicada a los recursos humanos, formación, estudios sociológicos y de género. Insiste en este último apartado: "Hay que gestionar ya los recursos humanos desde una perspectiva de género". Después llegaría su segunda empresa, Eventis, dedicada a la organización de todo tipo de eventos. Y por si fuera poco, preside la Asociación de Mujeres Empresarias de Cádiz, con 240 asociadas y desde el pasado mes de octubre la FAME, con 2.019 asociadas. Un trabajo extra y no remunerado: "Tiene que ser así", afirma convencida.

Con todo, le queda tiempo para dedicarlo a sus dos grandes pasiones, el flamenco y sobre todo los toros. Y mantiene viva la tradición familiar de la discrepancia dentro de casa: Ana es presidenta de la plaza de toros de El Puerto desde hace tres temporadas; el suegro y el cuñado de su hija mayor, Marillac, son dos conocidos toreros, Cesar y Celso Ortega; Paola, la hija menor, es antitaurina. Pero Ana aplica el remedio casero aprendido de sus padres: respeto y humor.

Un humor que se apaga cuando recuerda a su marido, desaparecido hace tres años. "La vida está hecha de dolor y de felicidad. Te ofrece momentos duros, para ponerte a prueba y superarlos, pero también te da muchos regalos. Nació mi nieta, Lucía, que es un regalo. Se muere una persona y nace otra...".

Ana Alonso filosofa con la vida y la muerte. Quizá recuerde estos versos de Whitman que leería en la cubierta del barco capitanedo por su marido:

"Oh Capitán, mi Capitán: / nuestro azaroso viaje ha terminado".

Ana Alonso Lorente, en el puerto de Cádiz.
Ana Alonso Lorente, en el puerto de Cádiz.EDUARDO RUIZ

"Las andaluzas crean más empresas"

¡Abajo el tópico! La andaluza ya no está atada a la pata de la mesa. En los últimos años, crean más empresas que los hombres. Lo afirma la presidenta de FAME, Ana Alonso. ¿Las gestionan mejor también?

-No caería en esa trampa. Si hacemos el mismo argumentario que han hecho con nosotras, mal asunto. No somos ni mejores, ni peores, tenemos habilidades distintas.

Una de esas habilidades es la inteligencia emocional, antes llamada intuición. "Por otro lado, hemos venido a cuestionar las interminables agendas masculinas". Hablando en plata: aprovechan mejor el tiempo. "Gestionamos nuestras empresas y nos queda tiempo para disfrutar de nuestras criaturas, de nuestras parejas, de nuestros mayores e incluso a salir de compras".

¿Habría sido menos dura la actual crisis mundial si hubiera habido más mujeres en la cúpula del poder financiero? Alonso dice que no opina sobre hipótesis. Pero reflexiona:

-Estábamos viviendo en una locura. Se había perdido el respeto al dinero. Las inversiones no se analizaban adecuadamente. Pero las crisis nos sirven para reflexionar, poner orden y mejorar.

Ana Alonso y la viceconsejera de Economía, Carmen Martínez Aguayo, fueron las dos únicas mujeres presentes en la "cumbre" convocada por el presidente Chaves el pasado día 24 con empresarios y presidentes de cajas de ahorro andaluzas. Total: 37 hombres y 2 mujeres. ¿La paridad tarda en llegar a la empresa?

-Se nos llama para participar, pero no para diseñar y ser actores de los proyectos. Cuando llego a esas reuniones, por una parte me alegro de que haya una mujer. Luego reflexiono sobre el concepto de valía en este mundo. ¿Es que la mitad más una de la humanidad no hemos servido para estar ahí? No me lo creo.

No lo debería creer nadie.

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