El arquitecto Federico Correa, doctor 'honoris causa' por la URL
Aunque se le conozca más por sus edificios que por su actividad docente, el gran numero de jóvenes presentes en el acto de investidura de Federico Correa como doctor honoris causa por la Universidad Ramon Llull (URL) habla por sí sólo. Correa (Barcelona, 1924) recibió la distinción ayer en un auditorio, lleno hasta la bandera, de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura La Salle de manos de Esther Giménez-Salinas, rectora de la URL. Los méritos del homenajeado fueron glosados por el director de la escuela, Robert Terradas, que destacó su forma de enseñar y su capacidad para "transmitir sus conocimientos y criterios de una manera clara y convincente". Terradas, que fue alumno suyo, recordó la relación de Correa con los arquitectos italianos y citó fragmentos del libro Correa-Milá arquitectura 1950-1997, de Oriol Bohigas y Beth Galí, ambos presentes en el acto, junto con el arquitecto Manuel Solà-Morales, la escritora Marta Pesarrodona y el fotógrafo Leopoldo Pomés, entre otros.
Correa agradeció la distinción con un emotivo discurso, titulado Un racionalismo autónomo, en el cual recorrió su trayectoria vital y profesional, enteramente desarrollada con Alfonso Milá, que empezó en el estudio de José Antonio Coderch, del que salió su primera obra, la Casa Villavecchia de Cadaqués. La desaparecida delegación de la Caixa de Catalunya, que le valió su primer premio FAD; el restaurante Reno, "una aportación polémica al concepto de modernidad"; la cafetería Flash-Flash; las delegaciones de la Olivetti; el Anillo Olímpico -"el punto álgido de mi carrera", dijo-, y su último encargo de envergadura, el edificio del Museo Episcopal de Vic, fueron algunos de los trabajos que mencionó en su discurso.
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