Los rebeldes de Congo dan una tregua
EE UU exige a la guerrilla tutsi que detenga su demostración de fuerza
Las tropas del general rebelde Laurent Nkunda llegaron ayer a las puertas de Goma, la capital de Kivu Norte, al este de la República Democrática de Congo (RDC), según confirmaron fuentes de la Misión de Naciones Unidas para Congo (Monuc). El pánico se adueñó de la ciudad, de la que huían despavoridos algunos de los soldados leales al Gobierno de Kinshasa.
Nkunda, en lugar de tomar la ciudad, proclamó una tregua unilateral, justo antes de que el secretario adjunto de EE UU para Asuntos africanos, Jendayi Frazer, le exigiera que parara la ofensiva. Pero todo el mundo sabe que tiene la conquista al alcance de la mano, con lo que muchos decidieron escapar de Goma, lo que ha agravado aún más la catástrofe humanitaria, que suma 220.000 nuevos desplazados desde agosto.
Todos los analistas relacionan a Nkunda, tutsi, y su ejército de 3.000 hombres con Ruanda, el gran aliado de Estados Unidos en la zona. En Ruanda está todavía muy presente el genocidio de cerca de un millón de tutsis en 1994, algunos de cuyos responsables se refugiaron en el este de la RDC. Muchos defienden a Nkunda, que dice combatirles para evitar que traten de volver a Ruanda, y le consideran un héroe. "Mientras Nkunda luche, los genocidas no volverán a Ruanda para llevarse a los niños a Congo ni asesinar a la gente", subraya Jacques, un congolés residente en Ruanda que trabaja en la frontera.
En Kigali, el diario The New Times denunciaba ayer la connivencia del Ejército congolés huido de Goma con la milicia de hutus radicales (FDLR). En Kinshasa, el Gobierno acusa al presidente ruandés, Paul Kagame, de apoyar a Nkunda. No hay pruebas, aunque toda la familia del general se encuentre acogida en Ruanda. Ayer, el diario ruandés más importante destacaba la dimisión del comandante en jefe de las tropas de Naciones Unidas, el español Vicente Díaz de Villegas porque, según este diario, "la misión de la ONU no tenía un mandato claro y estaba destinada al fracaso".
La atención de los ruandeses por lo que ocurre en el este de Congo va más allá de los intereses políticos o comerciales que se cruzan en la actualidad en este conflicto. En la pequeña iglesia de Ntarama, muy cerca de la ciudad de Kigali, aún pueden observarse los restos óseos y las vestimentas de 5.000 personas que los hutus radicales pasaron a filo de machete en 1994.
En la ahora segura y limpia ciudad de Kigali, abundan los memoriales para recordar el exterminio de cerca de 800.000 tutsis y hutus moderados en 1994. Y el Gobierno explota estos sentimientos para reforzar la hermandad con Nkunda, tutsi congolés. El militar controla además zonas del este de Congo rico en minas. La riqueza de la zona -incluyendo el coltán, imprescindible para la telefonía móvil y las videoconsolas- ha atraído soldados de hasta nueve países africanos. Las ONG estiman que desde 1998 la violencia ha provocado entre cuatro y cinco millones de muertos.
La religiosa burgalesa Presentación López Vivar fue herida de gravedad en el último estallido violento y han tenido que amputarle las dos piernas.
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