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Los errores de Palin se convierten en un lastre para John McCain

La aspirante confunde en una entrevista las atribuciones del vicepresidente

Sarah Palin regresó ayer a la tierra de Joe el fontanero. En un intento de última hora por lograr un empujón en las encuestas, la candidata republicana a la vicepresidencia y el aspirante a la Casa Blanca, John McCain, volvieron a Ohio para hacer campaña en las pequeñas localidades que decidirán el voto de este Estado el 4 de noviembre. Pero Palin vuelve más como un lastre que como un activo. El pitbull con pintalabios ha perdido fuerza tras varias meteduras de pata que han evidenciado su falta de preparación.

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"¿Estáis listos para enviarnos a Washington a que cambiemos las cosas?", preguntó ayer Palin en un mitin en Findlay, cerca de donde reside Joe Wurzelbacher, el fontanero, un votante que criticó el plan económico de Barack Obama tras encontrarse con el candidato demócrata y que se ha convertido en parte central de la campaña de McCain desde el último debate. "Este país necesita líderes con experiencia", afirmó Palin al final de ese mitin.

Pero la noche anterior, la candidata había demostrado su escaso conocimiento sobre el papel al que aspira en la Casa Blanca. En una entrevista en un canal de televisión local de Colorado, se le preguntó cuál es la misión de un vicepresidente. Palin respondió: "Está a cargo del Senado de EE UU, así que si lo desea, puede trabajar con los senadores y hacer buenos cambios políticos". Es cierto que el vicepresidente es también presidente del Senado, pero su papel es más testimonial. Sólo interviene para votar cuando hay empate en el número de votos y jamás pacta propuestas legislativas.

Con patinazos como éstos, los republicanos se hunden en las encuestas. Los sondeos de Ohio no traen buenos augurios para McCain y Palin. El último, de la Universidad de Suffolk, da a Barack Obama una ventaja de nueve puntos, con el 51% de los votos.

Aquí en Ohio, los votantes conservadores se ven obligados a defender a Palin para salvarla de sus deslices. "Ni yo misma sé quiénes son los senadores de Ohio. ¿Quién sabe lo que hace el vicepresidente en el Senado?", dice July Schmitz, de 49 años y asistente a un mitin en la pequeña localidad de Green, de 22.000 habitantes. "Es lo de siempre. La política dominada por hombres contra una mujer con talento".

Aun así, quedan dudas sobre la gestión de Palin en Alaska y sobre su elaborada imagen de gobernadora austera. Associated Press reveló el martes que Palin cargó a las cuentas públicas de su Estado algunos viajes de placer. A una conferencia en Nueva York, se llevó a su hija Bristol. Ambas pasaron después cuatro noches en un hotel de lujo en Manhattan, pagadas por el contribuyente.

A asuntos como el de los viajes y el del llamado Troopergate, el despido del responsable de la policía estatal de Alaska porque se negó a suspender al ex cuñado de Palin, se añaden sus gustos en ropa. Esta semana se ha sabido que, desde septiembre, el Partido Republicano se ha gastado 150.000 dólares (117.000 euros) en vestidos para la candidata.

Los republicanos de toda la vida no cambiarán el sentido de su voto por estos detalles. Pero se encuentran en la situación de tener que defender a Palin. "McCain está demasiado apacible", dice Bob Pappen, sargento de policía jubilado. "Palin es quien nos representa a los conservadores".

La semana pasada, en un mitin en Carolina del Norte, Palin elogió a aquellas "regiones que son realmente proamericanas en esta nación", dejando en el aire la cuestión de cuáles son entonces las zonas antiamericanas. "Está muy claro", dice el sargento Pappen. "La costa oeste, también conocida como la costa de las izquierdas. Me pregunto a qué país creen que pertenece", dice, refiriéndose a California. Para estos votantes, Palin sigue siendo la única opción de que sus valores tradicionalistas, como la oposición al aborto y la libertad de poseer armas, lleguen a la Casa Blanca.

Pero la gobernadora está espantando a indecisos e independientes. Lo demuestra el último sondeo de la cadena NBC y el rotativo The Wall Street Journal: el 55% de encuestados opina que no está preparada para la vicepresidencia. Muy a su pesar, el pitbull de Alaska pierde su pintalabios.

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