"La ironía de mis imágenes es una forma de salvarme"
A la fotógrafa Mireia Sentís (Barcelona, 1947), lo de vivir rodeada de la bohemia del SoHo neoyorquino de los años setenta y observar que artistas de su edad ya exponían antologías le metía presión en el cuerpo. "Hay que asumirlo, soy un poco retrasada en este tema", reflexionaba con su ironía habitual. El Círculo de Bellas Artes cierra ahora esa herida con la retrospectiva 1983-2008, que mostrará hasta el 9 de noviembre sus 25 años de subversión, metáforas y reflexión poética.
Pregunta. ¿Significa un punto y aparte en su carrera?
Respuesta. No. En todo caso, un punto y seguido. Me lo he tomado como una exposición más y la ocasión de mostrar trabajos muy distintos que quizá se vieron en Nueva York o Barcelona, y en Madrid, no.
P. Pero la muestra reúne sólo parte de las series Castillos de Castilla, Haití, Black Suite, Claustrofobia y Joyas, entre otras.
R. Es una selección, y además se incluyen en un mural algunas imágenes inéditas que he desechado, como si fuera un guiño al estudio del fotógrafo. Aquí se ve mi proceso de elaboración, lo que he manipulado o dejado por el camino... Refleja un poco lo que me gustaría ver en exposiciones de otros fotógrafos.
P. Otros fotógrafos no suelen enseñar la trastienda.
R. Cierto. Pero a mí me gusta jugar con las cosas, ir más allá, experimentar soportes, como el papel de seda o las litografías. Ha sido interesante comprobar que precisamente el mural que muestra ese proceso creativo es lo que más interesa a los estudiantes, por ejemplo.
P. ¿Se atrevería a experimentar de nuevo con una exposición en un edificio en obras, como Éxito, fracaso?
R. ¡Por supuesto que lo haría si la temática lo requiriese! Aquello fue un reto, salir del circuito exitoso de las galerías de arte y exponer en un sitio casi abandonado sin saber si alguien lo vería o no.
P. ¿Es cierto que esa serie nació de una hoja parroquial con la imagen de un ahorcado?
R. Sí, fue en los años ochenta. Pasé por delante de una iglesia baptista y me dieron un folleto donde aparecía una casa grande con la palabra "éxito", y un ahorcado en una granja con la palabra "fracaso". Lo encontré tan simplista, que me hizo reflexionar sobre mi vida, sobre las cosas por las que me hundía o me parecían exitosas. Luego pasé un año con la cámara en el bolso, por si encontraba lo que quería mostrar.
P. ¿Suele reflejar aspectos autobiográficos en las fotografías?
R. En ocasiones, sí. Por ejemplo, la serie Felicon ("Felicidades" en esperanto) surge de las postales navideñas que envié a mis amigos durante una década, con fotografías donde mostraba gráficamente lo que pensaba de ese año.
P. ¿Y las postales de la mujer-pavo lista para ser comida o la que se emborracha?
R. También hablaban de mi vida, de cómo me sentía yo. Quizá como una víctima dispuesta para la mesa porque algo había ido mal, o emborrachándome tras una separación. ¡Y eso que soy abstemia! En realidad, se trataba de jugar con la ironía.
P. Es constante en su trabajo.
R. La ironía es una forma de salvarme. Sirve para ver las cosas desde fuera. Hay que buscar el lado divertido de la vida. No deberíamos dramatizar inútilmente. Algunas series son festivas y otras de humor y rabia, como explicaba en un libro con ese título.
P. Entonces, la serie Joyas con toda la pedrería entre genitales, ¿era una broma monumental?
R. Era una crítica al doble lenguaje de la publicidad: no se pueden sacar desnudos, pero sí mujeres de piernas abiertas enseñándolo casi todo. Por ejemplo, parece que si un coche no te provoca una erección, no es un buen coche. Esa serie de Joyas era una forma de responder: "¿No es esto lo que queréis? Pues aquí está, primer plano". Se trataba también de reflexionar sobre el erotismo y el poder. Después de exponer esta serie en Nueva York y Barcelona en los ochenta, lo más curioso fue observar que impactan más los genitales femeninos, a pesar de que la mujer ha sido históricamente más explotada sexualmente.
P. ¿En qué está trabajando?
R. Sigo reflexionando para dar con la siguiente serie de fotografías y a finales de octubre expondré en la Galería Moriarty la serie completa de Corners. Y por otro lado, estoy considerando hacer en Lavapiés una asociación de estudios afroamericanos y montar una librería especializada.
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