Bush acepta acoger la cumbre mundial que debe reformar el sistema financiero
El presidente de EE UU se reúne en Camp David con Sarkozy y Barroso
El presidente de Estados Unidos, George Bush, anunció ayer que en las próximas semanas será el anfitrión de una cumbre de diversas potencias mundiales para discutir acciones comunes contra la crisis financiera que sufre la economía internacional.
Bush hizo este anuncio al recibir en su residencia de descanso de Camp David al presidente de turno de la Unión Europea, el jefe del Estado francés, Nicolas Sarkozy, y al presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Durão Barroso, quienes trataron de convencer al líder estadounidense de la necesidad de reformas urgentes en el sistema financiero para evitar la propagación o repetición de los problemas actuales.
El presidente Bush, que se resistía a la convocatoria de una reunión de estas características, aceptó ayer finalmente la celebración de una cumbre, pero advirtió que su objetivo debe de ser el de "preservar las bases del capitalismo democrático, el compromiso con el libre mercado, la libre empresa y el libre comercio".
Bush no dio detalles sobre cuándo o dónde será la cumbre, aunque Sarkozy anticipó que podría convocarse para finales del mes próximo en Nueva York, sede de las Naciones Unidas y capital económica del planeta.
Esa fecha, posterior a las elecciones presidenciales norteamericanas del 4 de noviembre, haría aún más visible la circunstancia de que Estados Unidos, la mayor potencia mundial, tendría que estar representado por una Administración en retirada. Esto podría resolverse, en parte, con la presencia del candidato que resulte vencedor o de algún representante suyo.
Tampoco está resuelto el número de países que participarán. Estados Unidos no quiere limitar la cumbre a los miembros del Grupo de los Ocho (las cuatro mayores economías europeas, EE UU, Canadá, Japón y Rusia) y pretende que se escuche también la voz de otros poderes en alza, como China, India o Brasil.
"Juntos podemos trabajar para fortalecer nuestros sistemas financieros de manera que podamos asegurar que esta crisis no vuelve a ocurrir", declaró ayer el presidente norteamericano. "Es una crisis de carácter mundial y tenemos que encontrar soluciones de carácter mundial; no podemos caer en el fatalismo", añadió Sarkozy.
Durão Barroso, por su parte, marcó una meta más ambiciosa y controvertida que la de sus interlocutores: "Necesitamos un nuevo orden financiero internacional".
Horas antes, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, mostró su apoyo a la cumbre y ofreció a Sarkozy la sede central de la organización en Nueva York para acogerla.
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