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La falta de crédito ahoga a las empresas

La banca reconoce que concede menos préstamos y que se ha triplicado el coste

La economía española se juega ahora su futuro en torno a una ventanilla por la que fluye cada vez menos dinero. A un lado, la banca, acuciada por el estrangulamiento de la financiación internacional y por la obligación de hacer frente a compromisos con otras entidades. Al otro, decenas de miles de empresas con crecientes dificultades para pagar a trabajadores y proveedores.

El parón en el suministro de crédito a la economía "ya se ha iniciado" y las medidas del Gobierno no van a conseguir "paliar este movimiento, aunque sí lo mejorarán algo". Ése es el diagnóstico de Jaime Echegoyen, consejero delegado de Bankinter, el quinto banco español. Echegoyen sostiene que bancos y cajas de ahorros no reducen los créditos por falta de dinero, sino por falta de demanda o porque ven riesgo en su concesión. "El riesgo es lo que ha cambiado", apostilla.

La banca cree que en 2009 la concesión de crédito se estancará
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Los tiempos del dinero fácil, la palanca que catapultó el crecimiento de los últimos años, parecen ahora una ilusión. "Quizá se dieron créditos que no se debían haber dado", concede el presidente del consejo superior de Cámaras de Comercio, Javier Gómez-Navarro, "pero lo que no se puede hacer ahora es negar el préstamo a casi todo el mundo, independientemente de la solidez del proyecto". Gómez-Navarro cree que más que el riesgo, lo que ha cambiado "dramáticamente" es la evaluación del riesgo que hacen bancos y cajas. "Muchas empresas se embarcaron en procesos de ampliación de la mano de las entidades financieras, y casi de un mes para otro les cortan el suministro", lamenta.

Lo que nadie discute es que la reducción del crédito impacta ya en las empresas. "A comienzos del año los particulares percibieron que las entidades endurecían las condiciones. El volumen de créditos bajó rápidamente desde el 12% que estaba creciendo, sobre todo por la caída de las hipotecas", explica un alto ejecutivo bancario que pide mantener el anonimato.

Ahora, ese movimiento se ha trasladado a las empresas. "Hasta hace unos meses, las hemos seguido financiando porque venían de buenas etapas anteriores", sostiene este ejecutivo. "Sin embargo, en poco tiempo han cambiado dos circunstancias clave: el horizonte económico es peor, se habla de recesión global y, por otro lado, el mundo financiero está obsesionado por reducir sus riesgos. Tras la tormenta bancaria, todas las entidades quieren adelgazar sus balances. No importa ganar menos si se corre menos peligro. Ésta es la gran lección", añade.

La moraleja está siendo muy dolorosa para las empresas, y sobre todo, para las pymes. "Antes, las entidades promocionaban incluso que te endeudaras, pero a principios de año empezaron a pedir más garantías, los tipos de interés subieron. Y ahora, ni con garantías. El grifo para la deuda nueva está cerrado", afirma Carlos Ruiz, jefe del departamento económico de Cepyme, la patronal de las pequeñas firmas.

El retraso de las estadísticas impide calibrar las consecuencias del coletazo más duro de la crisis financiera, tras la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers hace un mes. Pero lo que contaban este verano ya asustaba: entre abril y junio, 631 empresas entraron en suspensión de pagos, el triple que un año atrás. Una evolución que corre en paralelo al frenazo del consumo y la restricción del préstamo.

A finales de 2007, el crédito a las empresas crecía a tasas superiores al 17% y venía de incrementos cercanos al 30% en 2006. En julio, aún aumentaba, aunque bastante menos (9,5%). En los hogares todavía ha crecido menos, el 7%. Y ahora, todo el mundo da por hecho que el frenazo se ha acentuado. Según diferentes fuentes financieras, el pronóstico es que "la sequía de crédito es importante y en 2009 crecerá entre el 0% y el 3,5%, dependiendo de cómo impacte la crisis". En la última recesión de la economía española, en 1993, el crecimiento del préstamo se quedó en el 1,26%.

Jaime Echegoyen, durante la presentación de resultados de Bankinter, apuntó que "la reducción del crédito será aún mayor en 2009, porque no va a haber una situación que soporte crecimientos importantes". En su opinión, el avance de la economía española será "a todo lo mejor, de cero. No son momentos de crecer, sino de gestionar", añade.

En cajas y bancos se reconoce que el coste del crédito, de media, se ha triplicado. "Antes se cobraba 0,60 puntos sobre Euríbor o Libor y ahora está en 1,80 puntos por la sequía y el mayor riesgo. Además, antes era gratis tener líneas de crédito abiertas y ahora se están cobrando fuertes comisiones por ellas", dicen en el sector.

Otro factor que está perjudicando a las empresas es el efecto cascada que produce el abandono de algunas entidades. "Si financias el 15% del riesgo de una empresa y otros bancos o cajas le cortan la renovación de crédito, viene a nosotros a pedirnos financiación por el 40% y no podemos asumir ese riesgo porque sería mucha concentración", apunta un banquero.

Pero en su opinión, más importante que las dificultades para dar crédito es que, con la caída del consumo, se ha hundido la financiación de la propia empresa: las ventas. "No podemos dar dinero a alguien que no tiene posibilidades de devolverlo. Sería una mala gestión ante nuestros depositantes", afirma tajante.

"El primer financiador de las empresas son otras empresas, y ese circuito también se está quebrando", recuerda José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. El dinero que abastece la tesorería de las firmas, la misma de la que salen los pagos para las nóminas o los proveedores dependen en buena medida del cobro a clientes. Y cuando la actividad económica se para, es cuando los plazos de cobro se dilatan y la necesidad de créditos a corto plazo de la banca es más perentoria. Pero ahora, lo que encuentran muchas empresas es un muro.

"En muchos casos, los bancos ni tan siquiera aceptan las letras de cambio", asegura Carlos Ruiz, de Cepyme. Las letras y otros efectos de comercio son una vía tradicional de financiación de las pymes: una empresa se compromete con otra a pagar una cantidad de dinero en un plazo determinado (60 ó 90 días) a cambio del suministro de bienes o servicios. Y el proveedor se va con ese documento al banco para que le adelante el dinero. El repunte de los impagos en los efectos de comercio (se ha duplicado en un año) apuntala los argumentos de la banca.

Ante esta situación, la clave está en comprobar de qué servirán las dos medidas anunciadas por el Gobierno para desbloquear el mercado del crédito: un fondo de hasta 50.000 millones de euros para adquirir activos de máxima calidad que ahora no se pueden colocar en el mercado. Y otros 100.000 millones para avalar emisiones de deuda de las entidades.

Miguel Martín, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), considera que "las medidas son buenas, pero no son ayudas a la banca, sino a la economía, es decir, a las familias y a las empresas". La opinión de las entidades consultadas es que sólo las medidas del Gobierno no reactivarán el crédito. "Casi diría que tan importante es lo que haga el Euríbor, porque si la gente percibe que cada mes es más caro pedir un crédito hipotecario, ni siquiera irá al banco a solicitarlo".

En cualquier caso, la opinión mayoritaria es que si el mercado interbancario se engrasa con dinero gracias a las intervenciones públicas, algo de lo que todavía no hay ni atisbo, "la banca tendrá menos presión porque podrá financiarse a largo plazo por primera vez en 14 meses, y eso puede animar el crédito, pero no hay que hacerse ilusiones".

Desde el lado de las empresas, se pone el acento en que las medidas se apliquen con urgencia. Y se discrepa de que sean ayudas a las firmas y a las familias. "Esperamos que todo esto sirva no sólo para que las entidades financieras tengan liquidez propia para hacer frente a sus compromisos, sino también para que quede dinero sobrante y se aumenten los créditos a la economía real", reclamó el viernes el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán.

El líder de la patronal hacía así referencia a un problema de fondo que estrecha los márgenes del sistema financiero español. La diferencia entre el ahorro interno (20% del PIB) y la inversión (30%) se cubrió estos años con recursos de otros mercados (principalmente Alemania), que suscribieron títulos emitidos por entidades españolas (sobre todo, cédulas hipotecarias). Es algo que no ocurre en otros países. "Sólo en vencimientos de esta deuda, la banca debe pagar aún entre 20.000 y 30.000 millones este año. El fondo del Gobierno debe empezar desde el principio con 50.000 millones", añade Gómez-Navarro, para quien un retraso en la puesta en marcha del plan equivaldría "a dejar en suspensión de pagos a miles de pymes".

"Pese al cierre completo de los mercados durante 14 meses, la banca no ha cortado el grifo y se la ha jugado al seguir dando créditos", rebate otro financiero consultado. "Las entidades contaban con la renovación de unos vencimientos, pero no se ha producido", admite, "aun así, no han transmitido esa tensión al mercado y, antes de dejar de caer a las empresas, han seguido prestando". "Los bancos no son los que necesitan financiación, sino las empresas", concluye.

En este punto, coincide con los representantes del sector empresarial. Díaz Ferrán ha reclamado al Gobierno que faculte al Instituto de Crédito Oficial (ICO) para que avale los créditos de tesorería de las empresas. Según sus normas, el ICO sólo puede facilitar financiación, mediante créditos bonificados o avales, para respaldar proyectos de inversión de las empresas. De hecho, el Gobierno ha ampliado las líneas tradicionales del ICO, pero los empresarios oponen que la necesidad de dinero para ampliar negocio, con una recesión en el horizonte, es ahora menos relevante. Y que lo que se debe priorizar es conseguir dinero para el día a día de la empresa, con el apoyo de una nueva línea de avales públicos. "Podrían ser avales selectivos, con especial atención a las empresas que se endeudaron para avanzar en I+D o en presencia exterior", aporta Gómez-Navarro. "Sin liquidez para las empresas, habrá un problema más gordo", sentenció Josep González, presidente de Pimec, la patronal de las pymes catalanas, informa Amanda Mars.

Porque, como señala el economista jefe de Intermoney, "si las empresas no consiguen liquidez y empiezan los despidos y las suspensiones de pagos, lo que aumentará a más velocidad será la morosidad". Los dudosos han llegado ya al 2,5% de los préstamos del sistema financiero (la mayor tasa en diez años). Díez cree que el Gobierno debió tomar medidas "antes" y que ahora su aplicación debe ser inmediata. Y se apunta también a la reclamación de iniciativas más ambiciosas para facilitar la financiación a empresas y familias. Todo lo que sea necesario para romper un círculo vicioso (menos crédito, quiebras empresariales, más morosidad, más presión a los balances bancarios) que puede ser letal.

José Luis Rodríguez Zapatero, en la reunión con banqueros que mantuvo el 6 de  octubre en La Moncloa para tratar de la crisis del sistema financiero.
José Luis Rodríguez Zapatero, en la reunión con banqueros que mantuvo el 6 de octubre en La Moncloa para tratar de la crisis del sistema financiero.ULY MARTÍN

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