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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Palabras en libertad

Las amenazas contra Saviano demuestranque la lucha contra la Mafia no ha terminado

Roberto Saviano, autor de uno de los más documentados reportajes sobre la Mafia, Gomorra, está considerando la posibilidad de abandonar Italia por las amenazas que pesan sobre su vida, recientemente confirmadas ante las autoridades por un arrepentido de la organización. De momento, Saviano ha anunciado que aprovechará sus diversos compromisos internacionales para alejarse por algún tiempo de su país, y reflexionar con más calma a su regreso.

Sea cual sea la decisión que finalmente adopte este escritor traducido a una treintena de lenguas, también al español, merecerá respeto y solidaridad. Entre otras razones porque, si decide marcharse, no estará, como se ha dicho, plegándose a los designios de la Mafia: lo que ésta pretende es, sencillamente, asesinarlo para que su muerte sirva de escarmiento y de advertencia a cualquier otro periodista que se proponga descubrir las entrañas de una potente organización criminal. Por desgracia, no es seguro que abandonar Italia ponga a salvo la vida de Saviano; por el contrario, sí hace más difícil el trabajo criminal de los sicarios.

Sería ingenuo reclamarle a la Mafia, una organización que desprecia la vida, que respete la libertad de expresión. Las amenazas que pesan sobre Saviano son, sin duda, un síntoma de los riesgos que acarrea tomar públicamente posición en relación con algunos asuntos. Pero se trata de un síntoma entre otros muchos que trazan el perfil de una grave situación padecida por todos los italianos, no sólo los escritores, desde hace décadas, y que tiene que ver con la existencia de poderosos grupos al margen de la ley y del Estado. Son numerosos los jueces, periodistas, políticos y agentes de las fuerzas de seguridad que han perdido la vida en el intento de poner fin a la impunidad desde la que actúan esos grupos, capaces de infiltrarse en todos los estratos de la sociedad e, incluso, en las instituciones. Gomorra ha demostrado que la lucha contra la Mafia no ha terminado.

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Saviano ha denunciado el poder del clan de los Casalesi, identificando a algunos de sus miembros y dejando al descubierto sus métodos y sus conexiones. Pero, aparte de la Camorra, son muchas las mafias que durante estos años han ido extendiendo sus redes en otros países, incluida España. Se han aprovechado para ello del colapso de algunos Estados -en especial, los del antiguo bloque del Este- y las fisuras de un sistema financiero internacional desregulado y poco transparente, que les ha facilitado disimular los ingentes ingresos derivados de comercios ilícitos, desde la droga al tráfico de mujeres para obligarlas a la prostitución.

Si algo demuestra el caso de Saviano y su libro Gomorra es que ese mundo del crimen organizado tiene miedo de las palabras escritas y pronunciadas en libertad. Y ese miedo suyo es, sin duda, el mayor estímulo para que todos aquellos que usan las palabras sigan cumpliendo su papel.

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