La OSCE aprueba con reservas las elecciones en Azerbaiyán
Los observadores occidentales hicieron ayer equilibrios para quedar bien con los dirigentes del Estado petrolero de Azerbaiyán y valorar las elecciones presidenciales del pasado domingo en las que Iljam Alíev obtuvo el 88,64% de los votos, según los recuentos oficiales con la mayoría de los votos escrutados. La misión formada por los observadores de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), el Consejo de Europa y el Parlamento Europeo mantuvo acaloradas discusiones internas entre "posiciones de principios" y "posiciones políticas", señalaron medios diplomáticos.
El resultado fueron casi dos horas de demora de la rueda de prensa final y un comunicado conjunto en el que se afirma que los comicios "hicieron considerables progresos" para llegar a los niveles internacionales "pero no cumplieron todos los compromisos" adquiridos por Azerbaiyán.
Iljam Alíev obtuvo así una valoración algo parecida a la del régimen de Alexandr Lukashenko en las recientes parlamentarias en Bielorrusia. Tanto Alíev como Lukashenko dirigen países de importancia geoestratégica para Occidente y tienen la posibilidad de jugar la carta de Rusia. En ambos casos, los distintos elementos de unas elecciones truculentas fueron presentados por separado, prescindiendo de su valor fundamental o secundario. Con este tipo de análisis, se pudo hablar de "progreso" en Bielorrusia (a pesar del recuento) y en Azerbaiyán (pese a una campaña convertida en un solo del presidente). Ninguno de los seis rivales de Alíev mereció pasar el listón del 3%, según los datos provisionales. Iljam no alcanzó a su padre, Gueidar, que en las presidenciales de 1993 obtuvo el 98,8% de los votos, pero mejoró su marca (77%) de 2003.
El informe de los observadores señala que "el proceso electoral se realizó de forma pacífica, aunque se caracterizó por la falta de una competición vigorosa y del discurso político vibrante de los medios de comunicación y por tanto no reflejó todos los principios de una elección democrática significativa y pluralista". El comunicado criticó también a los partidos de la oposición que boicotearon las elecciones alegando desigualdad de oportunidades, y les acusó de haber "limitado" las posibilidades de elección de los votantes. El informe reconoce que Alíev dominó en los medios de comunicación y que la situación de éstos se ha "deteriorado" en los últimos años. En la contabilización de los votos hubo procesos "no transparentes" y "desordenados".
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