Zapatero, para calmar a los diputados del PP: "Estamos en un plan de entendimiento"

El consenso se llama ahora "plan de entendimiento". Eso es lo más parecido que hay a un acuerdo entre PSOE y PP.

Sólo 14 horas después de que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición terminaran su reunión en La Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero calmó a los diputados del PP que le interrumpieron con abucheos con esta frase: "Si estamos en un plan de entendimiento... Se lo recuerdo, porque ése es el objetivo". Los diputados del PP tenían ganas de lío, pero la foto del acuerdo estaba ayer en la portada de los periódicos. En esas circunstancias, Mariano Rajoy fue a la sesión de control del Congreso en busca de su sitio, entre la dureza que le exigen algunos de los suyos y la necesidad de mostrarse como un estadista en tiempos de crisis. Lo buscó primero forzando al presidente del Gobierno a certificar los términos del acuerdo de la víspera. Luego, en busca de una parcela en la que poder dirimir la batalla política y dar satisfacción a los que piden dureza, llegó hasta la subida del precio del gas. En lo primero arrancó a Zapatero el compromiso de que el plan de rescate de la banca tendrá control parlamentario y beneficiará a las familias y a pequeñas y medianas empresas.

"Esta Cámara ha oído sus palabras y espero que usted actúe en consecuencia", dijo solemne el líder del PP tras felicitarse de que los compromisos consten en el Diario de Sesiones. De ahí siguió hacia la pelea y, para eso, le dijo a Zapatero: "Usted no ha tomado ninguna decisión importante y las que ha tomado me parece que van en la mala dirección". Agarrado al argumento de las economías familiares, afeó la subida de un 9% del gas y el presidente del Gobierno le respondió con la bajada del precio del butano.

Quienes no están en el "plan de entendimiento" son la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, y la portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría. No se dieron por enteradas y siguieron a lo suyo. La dirigente del PP recordó las promesas electorales de pleno empleo que hizo el PSOE y la vicepresidenta le imputó "patriotismo de salón".