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Reportaje:Primer plano

El BCE cambia de tercio

La crisis fuerza a Trichet a ser menos estricto en su objetivo de inflación

"Cuando los hechos cambian, cambio de opinión. ¿Qué hace usted?". John Maynard Keynes se defendió así cuando fue criticado por haber cambiado de posición en política monetaria durante la Gran Depresión. Varias décadas después, la anécdota le viene que ni pintada al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, que el pasado miércoles se embarcó en una acción coordinada con la Reserva Federal y otros cuatro bancos centrales más en un esfuerzo por sacar a los mercados financieros de su parálisis tras la crisis de confianza que estalló en verano de 2007 con la debacle de las hipotecas basura en Estados Unidos. Apenas una semana antes, el BCE había mantenido los tipos invariados en su reunión de política monetaria habitual.

El recorte de tipos de interés del miércoles es el primero desde 2003

Pero a grandes males, grandes remedios. El mercado interbancario está en coma, preso de una falta de confianza generalizada que hace que nadie esté dispuesto a prestar a nadie, y en las salas de operaciones de las entidades financieras se pedía a gritos una bajada de tipos mundial. Llegó el miércoles. Por primera vez en la historia, el BCE, la Reserva Federal y los bancos centrales de Inglaterra, Suecia, Canadá y Suiza recortaron al mismo tiempo el precio del dinero medio punto porcentual. Hasta el Banco de China se sumó al esfuerzo, aunque con una rebaja menor, de 27 puntos básicos, mientras Japón (con su tipo oficial en el 0,5%) expresó su "fuerte apoyo" a la decisión aunque, por obvias razones, no abarató el precio del dinero. Tras la última bajada, el precio del dinero en la eurozona se queda en el 3,75%, frente al 1,5% de Estados Unidos.

"Las presiones inflacionistas han comenzado a moderarse en algunos países como consecuencia, en cierta medida, del acusado descenso de los precios de la energía y de otras materias primas. Las expectativas de inflación están disminuyendo y se mantienen ancladas en niveles compatibles con la estabilidad de precios. La reciente intensificación de la crisis financiera ha provocado un aumento de los riesgos a la baja para el crecimiento y, por tanto, ha reducido más los riesgos al alza para el mantenimiento de la estabilidad de precios". En otras palabras, no hay presiones inflacionistas y, sin embargo, el crecimiento económico peligra. Luego se pueden bajar los tipos.

Con este argumento, el BCE se podía presentar a los mercados sin ruborizarse. Sobre todo, después de que el pasado julio, cuando ya era más que evidente que la situación podía ponerse fea, subieran los tipos de la eurozona del 4% al 4,25%. Desde el estallido de la crisis en julio de 2007, el BCE no ha abaratado el precio del dinero ni una sola vez (el del miércoles fue el primer recorte en la eurozona desde junio de 2003), mientras la Reserva Federal ha bajado los tipos de los fondos federales en siete ocasiones (incluida la del miércoles) desde septiembre de 2007 (entonces el precio del dinero estaba en el 4,75%). Hay que recordar, claro, que el BCE tiene un mandato muy claro, mantener la inflación por debajo del 2%, y se podría argumentar que las decisiones de la institución presidida por Trichet han sido coherentes: en septiembre, la inflación de la eurozona se situó en el 3,6%, en agosto en el 3,8%, y en julio y junio en el 4%, el nivel más alto de los últimos 16 años.

Sin embargo, la situación actual quizás hubiera necesitado un poco más de cintura. "Se pasaron de frenada, quizás", señala Antonio Villarroya, jefe global de Estrategia de Tipos de Merrill Lynch. "Estaban demasiado obsesionados con la inflación general, cuando entre 1,5 y 2 puntos eran atribuibles sólo al petróleo, y eso significa que, para controlar el dato global, hay que llevar la inflación excluido el precio del crudo por debajo de cero. El dato de inflación estaba distorsionado por el precio del petróleo". Si se confirman las previsiones de crecimiento en la zona euro para el tercer trimestre (entre un 0% y un -0,1%), el BCE habría subido tipos en plena recesión económica (dos trimestres consecutivos de retroceso del PIB, ya que en el segundo trimestre la caída fue del 0,2%). Otros expertos señalan que nunca se ha cumplido el objetivo de inflación desde el nacimiento del euro en 1999, por lo que no se explican por qué ha tenido que ser tan estricto el banco en estas circunstancias.

En el mercado se habla incluso de un "cambio de régimen" del BCE. "Estamos todos muy sorprendidos por la forma en que el BCE ha cambiado su posición", aseguraba Julian Callow, economista jefe de Barclays Capital el pasado miércoles. "Éste es un día histórico para el BCE".

La Reserva Federal tiene como objetivo apoyar el crecimiento económico manteniendo la estabilidad de precios, pero carece de un objetivo cuantificado. De ahí su mayor flexibilidad a la hora de maniobrar. Con todo, Villarroya no cree que el mandato del BCE cambie a pesar de lo sucedido. Según José Manuel Amor, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI), Trichet ha sido coherente con las circunstancias: "Si se le hunde la economía, bajan el petróleo y la inflación, ¿qué riesgos de segunda ronda hay que tenga que evitar en estos momentos? Cuando subió tipos en julio la inflación era alta. Ahora, en el balance de riesgos vemos que la desaceleración económica va a eliminar las perspectivas de inflación. Mucha gente en el mercado dirá que se ha bajado de la burra, pero, como Keynes, ahora tiene otros hechos".

La del miércoles fue la segunda acción coordinada entre bancos centrales de la historia, tras la que siguió a los atentados del 11-S. El 18 de septiembre de 2001, la Fed, el BCE y los bancos centrales de Canadá, Suecia y Suiza bajaron medio punto porcentual sus tipos. El Banco de Inglaterra lo hizo un día después, aunque su recorte fue sólo de 25 puntos básicos. Ahora se da por hecho que en las próximas semanas habrá más bajadas. La cuestión es si serán eficaces para sacar a los mercados de su parálisis. Félix López pone el dedo en la llaga: "No es una cuestión de bajar los tipos de interés, sino de primas de riesgo. Una bajada de 50 puntos básicos no ha solucionado la falta de confianza".

Jean-Claude Trichet, el pasado lunes en Luxemburgo.
Jean-Claude Trichet, el pasado lunes en Luxemburgo.ASSOCIATED PRESS

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