Zapatero se lo contó primero a Botín
El banquero, que se encontraba en un viaje privado, respaldó el plan por teléfono
La maquinaria de Moncloa se puso pronto a trabajar de forma inusitada la mañana del sábado 4 de octubre. El presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, tenía sobre la mesa el plan de apoyo financiero y no quería perder tiempo. Apretaba la agenda. El lunes se reunían los ministros de Economía y había que estar preparado ante cualquier eventualidad. Así que reclutó a su jefe de Gabinete, José Enrique Serrano, y a todo el equipo de la Oficina Económica que dirige Javier Vallés. El lunes por la tarde se reuniría con los presidentes de
BBVA, Banco Popular, La Caixa,
Caja Madrid y Unicaja y el consejero delegado del Santander para consultarles.
Faltaba Emilio Botín, el principal banquero del país. Desconcierto. El presidente del Santander, con el que Zapatero ha mantenido contactos telefónicos casi diarios desde que estalló la crisis con toda su crudeza, se encontraba lejos de España. Sin embargo, fue el primero que conoció, el sábado y a distancia, el plan de boca de Zapatero. Tras una larga conversación telefónica, el banquero cántabro dedicó parte de la jornada a despachar los asuntos que le planteaba el presidente y, ante la imposibilidad de estar en la reunión con otros banqueros, encomendó su representación a Alfredo Sáenz, consejero delegado del banco y hombre de su entera confianza.
Botín celebraba ese fin de semana su 73 cumpleaños -prácticamente coincide con el de su hija Ana Patricia, presidenta de Banesto- y había organizado un viaje privado intercontinental. Fuentes de la entidad han rechazado comentar detalles del periplo, aduciendo que corresponden a la faceta privada, que a Botín le gusta guardar escrupulosamente.
Resuelto ese primer trámite, Zapatero continuó la tarea. Con ayuda de su jefe de Gabinete elaboró la lista de asistentes que, a la postre, generaría recelos. No quería que fueran muchos, por lo que la redujeron a tres bancos y tres cajas. No había sitio para los presidentes de la Confederación de Cajas (CECA) y de la Asociación Española de Banca (AEB), lo que generó suspicacias. "Se trataba de sondear la opinión de las entidades directamente y no de dar un carácter corporativo al encuentro", según fuentes oficiales.
En el sector de cajas escamó que no se eligiera a las tres primeras como en el caso de los bancos. Estaban La Caixa y Caja Madrid; pero el tercer invitado, Unicaja, no es la tercera de la clasificación. Se da la coincidencia de que sus presidentes son los tres primeros vicepresidentes de la CECA, pero nadie alegó a esa razón. Algunas fuentes han destacado la cercanía de su presidente, Braulio Medel, que presidió la CECA, a Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía. Y también el hecho de que la tercera caja es La Caixa de Catalunya, cuyo presidente es Narcís Serra. Datos para el análisis.
Una vez seleccionado el ramillete, las llamadas se sucedieron hasta, incluso, la mañana del lunes. Los banqueros se sentaron a su derecha. Francisco González, presidente del BBVA, y Ángel Ron, del Popular, ocuparon los sillones más próximos, mientras Alfredo Sáenz lo hizo en una silla. A la izquierda se sentaron los cajeros. Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, a su lado en el sofá, e Isidro Fainé, presidente de La Caixa, y Braulio Medel, de Unicaja, en otros dos sillones. Aunque fuentes de Moncloa aseguran que no se guardó ningún protocolo, todo parecía concienzudamente reglamentado: cajas a un lado, bancos a otro. Una vez realizadas las fotos de rigor se incorporaron al salón Serrano y Vallés.
Zapatero quería conocer la disposición de las entidades a respaldar el plan financiero, elaborado por Economía con el conocimiento del Banco de España. El presidente quería anunciarlo una vez que se conocieran las decisiones del Ecofin, que a la misma hora comenzaba una reunión de dos días en Bruselas con la presencia del vicepresidente Solbes, razón por la que no estaba en Moncloa.
Uno a uno, los banqueros intervinieron y, después de alabar al Banco de España como guardián de la solvencia, destacaron la necesidad de arreglar los problemas de liquidez y de inyectar confianza ante el peligro de que los depositantes cambiaran a bancos de otros países por las ventajas que estaban ofreciendo. Aunque llegaron a plantear una cantidad superior a los 50.000 millones para el fondo, al final apoyaron el plan sin aristas ("es la primera medida seria que se toma desde las elecciones"). Se entiende que la cantidad se ampliará si es preciso.
Las confidencias entre el banquero y el presidente
Aunque es proverbial queEmilio Botín no se casa con nadie, con José Luis Rodríguez Zapatero conectó rápido. Fue en la campaña electoral de la anterior legislatura cuando el banquero, uno de los primeros en alabar el programa económico del PP en 1996, le comentó: "No entiendo de esto, pero alguno de mis hijos me dice que usted va a ganar y yo siempre hago mucho caso a mis hijos". Después han mantenido una relación muy estrecha. No es raro ver a Botín en los actos de Zapatero, como el de la foto de 2005, ni que el presidente tenga muy en cuenta su opinión. Como ha tenido en esta ocasión la de otras entidades, consciente de que, además de manejar los depósitos de los ciudadanos, son grandes embajadoras de España.
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