El FMI y los mercados se caen del burro
Semana negra, la última que han vivido los mercados financieros mundiales, con desplomes históricos de las Bolsas. Sorprende, pues justo ha coincidido con la puesta en marcha por parte de los Gobiernos a ambos lados del Atlántico de planes de salvación de la banca y de inyección de liquidez por parte de los bancos centrales en cantidades estratosféricas. También sorprende que todo esto -los planes y la reacción de las Bolsas- ocurra después de un año largo de haber estallado la crisis financiera. Es como si los Gobiernos y los inversores se hubieran enterado ahora de la crisis, ignorando la estimación, y sus consecuencias, que en su día hizo el Fondo Monetario Internacional (FMI) de un billón de dólares de pérdidas (cifra que ha elevado recientemente a 1,4 billones).
Las últimas previsiones del Fondo, aunque más realistas que las anteriores, aún son optimistas
Los datos disponibles apuntan a un crecimiento en España inferior al que prevé el organismo
Hay más sorpresas. Es difícil entender que, tras esa estimación, el propio Fondo y los Gobiernos previeran de otoño de 2007 y de primavera de 2008 que eso se iba a sustanciar en una leve y no muy duradera desaceleración del crecimiento en Estados Unidos y Europa, ni hablar de recesión. Los mercados de valores descontaban una suave moderación de los beneficios empresariales, nada que impidiera que la Bolsa siguiera acumulando plusvalías. Ahora vemos que esto era el cuento de la lechera o, más bien, las consecuencias de la política del avestruz, por parte de unos, o de no querer alarmar, por parte de otros.
¿Por qué se desploman las Bolsas justo cuando deberían reaccionar positivamente al ver que las autoridades se han decidido, por fin, a encarar el problema del colapso del sistema financiero? A mí se me ocurren varias posibles respuestas. La primera, que los inversores desconfían de que dichos planes logren enderezar una situación que ha llegado a agravarse hasta niveles que seguramente no descontaban. También puede ser que a dichos inversores no les guste nada la posibilidad, que se está materializando en algunos países, de que buena parte de la banca mundial acabe nacionalizada, aunque sea temporalmente (si el Estado se queda o interviene los bancos, éstos dejan de ser objeto de negocio y hay muchos tiburones hambrientos rondando sus puertas). Pero, por encima de todo, la reacción bajista de las Bolsas creo que se debe a que ahora aparece claro que, como dice el director gerente del FMI, "el mundo está al borde de una recesión global".
Las últimas previsiones de este organismo, sin embargo, aunque más realistas que las anteriores, siguen siendo optimistas. Todavía prevén un ligero crecimiento del PIB en 2009 para el conjunto de las economías avanzadas y del orden del 6% para las emergentes. Para España, uno de los países peor parados, da una ligera caída del 0,2% [gráfico superior izquierdo].
Deteniendo la atención en las previsiones para España (aunque algo similar podría decirse de las del resto de países avanzados), el FMI empieza, en mi opinión, por infravalorar el ritmo de deterioro que se está produciendo en la segunda mitad de 2008 y, además, puede ser excesivamente optimista, como lo estamos siendo casi todos, al pensar que la recuperación se inicie en la segunda mitad del próximo año. Para 2008 el Fondo contempla un crecimiento medio anual del PIB del 1,4% y nos da también el del cuarto trimestre en tasa interanual, un 0,1%.
Con unos sencillos cálculos, y teniendo en cuenta que ya conocemos los datos de los dos primeros trimestres (2,6 y 1,8%, respectivamente), podemos estimar la tasa que corresponde al tercero, un 1,1%. Los datos disponibles apuntan, sin embargo, a una cifra notablemente inferior. Ahí tenemos las afiliaciones a la Seguridad Social, con datos ya hasta septiembre, un preciso indicador del empleo que muestra una caída del 0,9% [gráfico superior derecho]. Si estimamos un aumento de la productividad por ocupado en torno a 1,5 puntos porcentuales, nos quedaría un crecimiento interanual del PIB del 0,6%, que puede ser dos décimas arriba o abajo, pero en todo caso, muy alejado del 1,1%. Si a esta cifra estimada del 0,6% para el tercer trimestre encadenamos la previsión del propio FMI para el cuarto (tasa trimestral), el crecimiento medio que resulta para 2008 es un par o tres de décimas inferior al 1,4%. Y si posponemos el inicio de la recuperación al primer semestre de 2010, la caída de 2009 se acercaría al 1%, bastante más que el 0,2% del FMI. Esto es lo que hay.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS)
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