La institución arrastra una deuda de 38 millones
Cuando en 2002 Senén Barro tomó las riendas del Rectorado compostelano en sustitución de Darío Villanueva se encontró con un grave desequilibrio en las cuentas. Los gastos eran más que los ingresos y para reconducir la situación el gobierno de la Universidad de Santiago recurrió al endeudamiento y aparcó las inversiones en infraestructuras para no dañar la investigación, explican desde el Vicerrectorado de Economía. Actualmente los gastos e ingresos se han igualado, pero se ha acumulado una deuda bancaria de 38,5 millones de euros. Los fondos de la Xunta sólo cubren el 80% de los gastos corrientes; el resto se paga con las matrículas y los ingresos por investigación.
¿Cómo se ha llegado a esta asfixia? "A finales de los 90 y principios de 2000 la Universidad de Santiago eclosionó en investigación sin tener los recursos suficientes", explica el responsable de Economía de la institución, Miguel Vázquez Taín. El vicerrector subraya que la compostelana está entre las mejores universidades de España en investigación y entre las peores en financiación. No se malgastó el dinero, subraya, se gestionó lo poco que se tenía. "Si algún error hemos cometido es intentar jugar en primera división con una financiación de tercera regional", esgrime Vázquez Taín.
Investigar es una ruina
Ser una potencia investigadora, añade Vázquez Taín, supone un plus de gastos. La Universidad de Santiago es una de las que más recursos capta para investigación en España pero esa excelencia le cuesta dinero, ya que con los fondos que entran no se suelen cubrir los costes indirectos, como el mantenimiento de infraestructuras. "Cuanto más activa es una universidad, más se arruina", señaló hace unos días en Santiago el autor del informe La Universidad en cifras, Juan Hernández Armenteros.
La crisis económica ha agudizado las penurias en Fonseca. Los ingresos no financieros de la Xunta, de los que depende el dinero que la Administración otorga a las universidades, pueden incluso disminuir con respecto a 2008, por lo que las perspectivas de ingresos para el año que viene son negras. Los fondos, advierte el Rectorado, no crecerán siquiera por encima del IPC, mientras que desde 2005 venían aumentando un 10% anual. "No peligran las nóminas del personal, pero no podemos asumir nuevos gastos e inversiones", resume el vicerrector.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.