Nace el primer bebé en un hospital sin terminar

Alejandro, un recién nacido de 3,8 kilos, recibió una visita ilustre. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el consejero de Sanidad, Juan José Güemes, se fotografiaron sonrientes con sus padres, de la República Dominicana. Es el primer bebé del nuevo hospital Puerta de Hierro de Majadahonda en el que basta adentrarse un poco por los pasillos con cajas apiladas y carretillas de obra para deslucir la visita.

El recorrido oficial no pasaba por la habitación de Pilar Baeza, enferma de diabetes. La mujer se quejó al paso de la comitiva, pero se quedó con las ganas de hablar con Güemes. Si el consejero se hubiera acercado a su habitación -donde la televisión aún no funciona y el chorro de aire sólo sale frío-, Baeza le habría contado que "un fallo" en el sistema informático casi la manda al otro barrio, que llegó al hospital "llorando de dolor" por un problema en el abdomen y que no la pudieron ingresar porque no encontraban su historial médico en el ordenador. Que volvió dos días después y le hicieron un escáner, un drenaje y la ingresaron gracias a la "buena voluntad" de los médicos porque no tenía cita. Y, penúltimo episodio, necesitaba suero. El médico lo escribió en su historial electrónico, pero no apareció. Y nadie se lo puso, según el relato de la mujer. "Tuve una bajada de azúcar tremenda". Ahora ya está mejor, "gracias a los trabajadores". La enferma se ajusta la bata blanca que cubre unos leotardos de lana. "¡Mira qué pinta, es que tengo frío!". No se lo pudo contar al consejero.

"¡Habla con los trabajadores, habla con la gente, da la cara!", le gritaba por la mañana a Güemes uno de los empleados del Puerta de Hierro que le siguieron y le increparon durante su visita a la familia del recién nacido. "A este hospital le faltan seis meses para funcionar en condiciones", protestaba una portavoz de Comisiones Obreras. El Puerta de Hierro dispone de 613 camas y una población asignada de 450.000 habitantes. Güemes lo achacó a "problemas de arranque". Pero mantiene que el centro "funciona correctamente".

Por la tarde, sin políticos ni cámaras, un enfermero y una supervisora comentaban lo mismo que Pilar Baeza y que los sindicatos: esto no está terminado. La mujer se quejaba de que los enfermos se habían lavado con agua fría durante el fin de semana porque aún no están listas las calderas. Él estaba hecho un basilisco porque no les han enseñado el sistema informático, que da problemas desde el primer día.

Quedan remates pendientes que no vieron ni el consejero ni la presidenta en su cita con el primer bebé. Cajas apiladas en un pasillo de la segunda planta, armarios sin montar, una alarma antiincendios sin atornillar, máquinas expendedoras de refrescos que continúan embaladas. Dos obreros arreglaban a media tarde una gotera con una escalera desplegada en mitad de una habitación sin paciente y junto a una carretilla.

La sala de diálisis sigue vacía ocho días después de la apertura del centro. No se abrió por problemas en las muestras de agua. Sólo dos quirófanos están funcionando. En ellos se han producido seis intervenciones quirúrgicas, según los datos de la Comunidad, que informó ayer de 709 urgencias atendidas, 3.923 consultas externas, 136 ingresos y 1.030 pruebas diagnósticas desde que el centro comenzó a funcionar.